9 de diciembre de 2012
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]X[/fusion_dropcap]avier Morlans Molina, profesor de Teología Fundamental de la Facultad de Teología de Cataluña y consultor del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, nos ha explicado en el Congreso de la Fe “Creo Señor”, que es muy importante que todos redescubramos y nos entrenemos en dar el primer anuncio al encuentro personal con Cristo, en un contexto de invitación, tanto para el que regresa a la fe y para el que nunca ha tenido esta experiencia, como para el cristiano de toda la vida de misa dominical que a lo mejor aún no tiene ese feeling, ese encuentro personal con Jesús.
– Xavier Morlans, hablamos de nueva evangelización y el eslabón perdido… ¿Qué es el eslabón perdido?
– En España y en Italia, donde durante siglos hemos sido mayoritariamente católicos al bautizar a los niños desde pequeños y al vivir hasta hace poco, -unos 30 años y sobre todo en nuestro país-, en un contexto católico en el que se devenía cristiano casi por inmersión, se ha ido olvidando en un proceso muy lento secular, por supuesto no en los seminarios, ni en los noviciados ni en los movimientos de acción católica, pero sí en la mayoría del pueblo, que todo: el catecismo, la liturgia, la moral, se sostiene sobre una base que es la amistad personal con Jesucristo Resucitado: esa es la alegría el corazón del cristiano. Entonces, ha acontecido como un olvido de cuál es precisamente la acción pastoral anterior a la catequesis, que es el encuentro personal con Cristo.
– ¿Y cómo podemos generar la fe?
– Para esto es muy importante que todos redescubramos y nos entrenemos en los nuevos -viejos-, métodos recuperados. Se trata del primer anuncio: que con el mejor testimonio de vida posible, eso siempre, y con la presencia encarnada de los cristianos en nuestros ambientes, en actitud de diálogo, intentando sintonizar con los gozos y esperanzas que pueda tener un niño, un adolescente o un adulto, demos ese testimonio de fe que es el primer gesto evangelizador, esto es necesario, pero no suficiente: tiene que llegar un momento en que el cristiano, encomendándose al Espíritu Santo, discierne que ha de pasar a dar esa palabra engendradora de Fe.
– La palabra engendradora de fe que tenemos en el Nuevo Testamento.
– Si. Es lo que nos dice San Pablo en la Carta a los Romanos, cuando todavía no se habían escrito los Evangelios: este evangelio que tiene la fuerza de procurar la experiencia primera de Dios, la Salvación de Dios…; es decir, la noticia viva, que al darla con fe, con humildad, con amor a una persona, es como el que enciende una candela y le pasa la luz a otra candela. Este es el momento que ahora necesitamos reaprender los sacerdotes, los religiosos, los catequistas y todo cristiano de a pie: cómo encender la vela del vecino.
– Denos una pista de cómo pasar la luz.
– Por ejemplo, en Barcelona empecé una experiencia: Volver a Creer, y lo que usamos es la propaganda boca-oreja, es la más eficaz; también unas hojas volantes, posters, con expresiones como estas: “si alguna vez piensas: aquella fe que dejé aparcada, igual ahora me ayudaría a vivir”, ven a conocer nuestra propuesta. Parroquia de Santa María, jueves, a las 8 de la tarde”. Ahí ofrecemos unos encuentros en un clima acogedor, cálido. No es tertulia, no es debate, no es catequesis, sino que, en un clima de oración, con una música de fondo, leemos el texto, por ejemplo, de Jesús y la Samaritana y un laico o una laica propone a los allí reunidos que si tu quieres, en este momento, puedes identificarte con esa mujer, en lo más profundo de tu corazón.
– Pero todo esto va a costar mucho trabajo, porque significa cambiar totalmente nuestras parroquias.
– Los protagonistas de primera línea de la nueva evangelización tienen que ser los laicos y laicas que, siendo cristianos y enamorados de Cristo, estén lo más próximos posible, -por edad, esquemas mentales, por lenguaje, afinidad- a los adultos y a los jóvenes para darles el primer anuncio, cuando vean que ha llegado el momento. En cuanto a los sacerdotes y párrocos, tenemos que reaprender a trabajar en equipo con estos laicos. Nuestra tarea es suscitar, detectar esos laicos y laicas que tienen aptitudes, y que con un poco de formación y entrenamiento pueden ser los protagonistas de primera línea de la nueva evangelización y sobre todo, -gran tarea, no nos quedaremos sin trabajo-, acompañarles espiritualmente y formarles teológicamente.