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14 de noviembre de 2015

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]Q[/fusion_dropcap]ueridos diocesanos:

Hoy celebraremos, como cada año por estas fechas, el Día de la Iglesia diocesana. Es una fiesta familiar y entrañable: En esta Iglesia que peregrina en Albacete habéis nacido muchos de vosotros a la fe; aquí vuestra vida cristiana es alimentada en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía; aquí sois fortalecidos con la esperanza de la vida eterna. A pesar de nuestros pecados, somos una buena familia, que, a la vez que intentamos vivir nuestra fraternidad eclesial como miembros de un mismo cuerpo, queremos colaborar en la construcción de un mundo mejor y abrir los brazos a los más necesitados, sin limitación ninguna por razones de religión, color o estado social. Desde nuestra Iglesia de Albacete, queremos ofrecer a todos, sin ningún tipo de imposición, la alegría del Evangelio, como un don que también nosotros hemos recibido.

Vuestra vida cristiana transcurre ordinariamente en el ámbito de una parroquia, de vuestras parroquias, pero siempre abiertas y formando parte de la Iglesia diocesana. Las parroquias son la Iglesia diocesana hecha presencia y cercanía.

La Iglesia diocesana no sería nada sin los presbíteros y los diáconos, colaboradores inmediatos del Obispo; sin la riqueza de la vida consagrada, que es como la caricia de Dios a los pobres; sin los numerosos fieles, que sois la cantera inagotable de colaboradores generosos en las variadas y numerosas tareas de nuestras parroquias e instituciones.

En estos tiempos en que parece existir interés en algunos para fomentar el desafecto eclesial, a la vez que doy gracias a Dios por vuestra entrega personal y la de vuestro tiempo a la Iglesia, le pido que fortalezca vuestro sentido de pertenencia a la misma. Ser miembro de la misma no es un oprobio, sino una gracia.

Como sabéis, seguimos necesitando también vuestra contribución económica, que podéis realizar de los diversos modos que conocéis. Así podremos hacer frente a tantas necesidades que nos reclaman en el campo de la caridad, del culto o de la evangelización. En la crisis económica que han sufrido y siguen sufriendo tantos hermanos nuestros, las organizaciones diocesanas de caridad y las de nuestras parroquias han prestado una ayuda admirable, que esperamos se acreciente para atender a los refugiados y emigrantes que demandan nuestra fraterna cogida. Por nuestra parte os garantizamos una administración transparente.

“Una Iglesia y miles de historias gracias a ti”, es el lema del Día de la Iglesia Diocesana. Gracias a vosotros, queridos diocesanos, nuestra Iglesia seguirá siendo testigo y protagonista de miles de historias de gracia y salvación, que, en muchos casos, sólo Dios conocerá.

Con mi gratitud, afecto y bendición.

       +Ciriaco Benavente                                                          
        Obispo de Albacete