25 de agosto de 2019
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]S[/fusion_dropcap]or Juana María de Jesús hará esta tarde, a las 18:30 h, su profesión temporal en las Clarisas de Villarrobledo. En este día tan importante para Sor Juana María hemos hablado con ella.
¿Cómo nace tu vocación a la vida contemplativa?
Hay una larga historia que contar. Pero hay cosas que no se pueden expresar con palabras. En sentido profundo, mi vocación nace del Costado de Cristo y de una familia muy cristiana. Es el amor misericordioso de Dios el que me ha llamado para estar con Él. En el silencio del sagrario sentía un profundo deseo de amarle y ser amada por Él, de contemplarle en su pobreza y humildad que le llevó a morir en una cruz por mí.
Nuestra madre santa Clara dice a sus hijas que “somos peregrinas y forasteras” en este mundo, que siguiendo al Señor en pobreza y humildad, Él nos conduce a “la tierra de los vivientes”. Me identifico con estas palabras. El amor de Cristo me sacó de las vanidades del mundo, para conducirme a la verdadera Vida. Solo a Él pertenezco.
¿Por qué clarisa en Villarrobledo?
La vocación es un misterio, una llamada que Dios hace. En las Sagradas Escrituras vemos cómo Dios elije y llama a Abraham y a los profetas para una misión. Hoy Dios sigue llamando. Elige a personas de diferentes lugares y culturas para seguir más de cerca a Cristo; y es el Espíritu Santo el que les va guiando.
Después de varios años de preparación y maduración personal, orando y meditando en la soledad del sagrario, descubro mi vocación de ser clarisa en Villarrobledo, siguiendo los pasos de nuestra madre santa Clara, mujer de oración y contemplación.
Dios me llamó aquí y aquí me tiene, porque Él me quiere aquí, para acompañarle en la soledad de su sagrario y ser “sostenedora” (con palabras de santa Clara) de la Iglesia que peregrina en Albacete.
He encontrado verdaderamente el amor de Dios manifestado en Cristo, y lo he descubierto por medio de mis hermanas.
Cuando atravesé por primera vez la puerta del monasterio descubrí en cada una de ellas una alegría, una paz, una felicidad que reflejaban sus rostros, que sentí una certeza interior: “Aquí habita Dios”.
Mi único deseo es entregarme a esta comunidad por amor de Cristo y para el servicio de la Iglesia que es mi Madre. “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.
¿Qué es lo que más te ha costado dejar?
Cuando uno tiene vocación no cuesta dejar la tierra, la familia, los amigos, … Bueno, la verdad es que cuesta un poco, pero en realidad lo más costoso es la renuncia a la propia voluntad, el propio criterio o planes personales para acoger los de la obediencia que es en realidad lo que Dios quiere de cada uno. Morir al hombre viejo y dejarse hacer por Dios, como arcilla en sus manos, es lo que más cuesta.
¿Qué es lo más bonito de tu vocación?
Puedo decir y exclamar que lo más bello y hermoso de mi vocación es que he encontrado el amor y la felicidad de mi vida que es CRISTO JESÚS. Y también he encontrado una familia religiosa, que es mi comunidad, a la que debo tanto. Pues cada día hacemos vida el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo a ejemplo de nuestra madre santa Clara. Compartimos en fraternidad el mismo deseo y anhelo de encontrarnos cada día con Cristo.
¿Qué significa hacer la profesión temporal?
Para mí es un don, un regalo de Dios, el poder hacer voto de pobreza, castidad, obediencia y clausura, ahora por tres años, pero con el deseo de hacerlos para toda la vida.
Por medio de los votos me comprometo a vivir más radicalmente mi consagración bautismal, viviendo el mismo estilo de vida del Hijo de Dios en su paso por este mundo.
Me consagro a Dios por medio de los votos para seguir a Cristo, uniéndome a Él y tomándolo como único Esposo.
¿Cuáles son los siguientes pasos que irás dando en tu vocación?
La Profesión Temporal es un paso que te lleva hacia la Solemne, que es para toda la vida.
El protagonista de este camino vocacional es el Espíritu Santo que actúa en la persona guiándola y transformándola desde dentro, para que se parezca cada vez más a Cristo.
Que el Señor me conceda seguir sus pasos hasta el final.
¿Estamos todos invitados a acompañarte esta tarde?
Claro que sí. A las 18:30 en nuestra iglesia. Y después un aperitivo en el locutorio con los productos artesanos de nuestro obrador.
Es un día de fiesta, un día grande, no solo para mí, sino para la comunidad, para la diócesis y para toda la Iglesia.
Ante la falta de vocaciones, ¿qué dirías a los jóvenes de hoy?
Que merece la pena entregar la vida a Cristo. La juventud pasa, pero el amor de Cristo permanece para siempre. No hay felicidad comparable a la de conocer a Cristo y seguirle. Por favor, no tengáis miedo de dar la vida por Cristo. Si no es en un monasterio, donde Él llame, pero siempre siendo testigos de su amor, porque antes lo habéis experimentado.