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4 de septiembre de 2016

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]V[/fusion_dropcap]a a ser ésta mi novena feria de Albacete. Año tras año, en estas líneas de saludo, he resaltado algún aspecto de la Feria. He hablado del sentido de la Feria como fiesta, del oasis que es la Feria en la febril y fabril travesía del año, de la Feria como forma privilegiada de hacer pueblo o como balcón por el que Albacete se asoma para lucir su mejor paisanaje. He visto a Albacete, en los días de la Feria, como plaza mayor de Catilla La Mancha. Y siempre me he hecho eco del vínculo de cuna y de tradición entre la Feria y la Virgen de los Llanos.

Espero, un año más, con la ilusión de siempre el atardecer del 7 de septiembre; volver a gozar del emotivo espectáculo de la imagen de la Virgen de los Llanos cerrando la alegre y popular cabalgata; ver cómo recibe, a su paso por las calles, una ininterrumpida lluvia de aplausos y de vivas. ¡Qué gozo contemplar cómo se posan sobre la imagen miles de miradas: la mirada agradecida de los ancianos, la mirada ingenua, atónita y limpia de los niños, la mirada suplicante de tanta buena gente…! ¡La Virgen, en su modesta imagen, mezclada con el pueblo en la aturdidora alegría de la Feria…!

María se tomó en serio el testamento de Jesús en la cruz: “Ahí tienes a tu hijo”, que bien podría traducirse por un “¡Ea, ahí tienes a tus hijos de Albacete!”.

María, mujer y madre: He visto su imagen en cada mujer que trae al mundo la vida y que la da, día a día, sin hacer ruido ni pasar factura; la he reconocido en los rostros sufrientes de muchas madres, en las manos encallecidas de las mujeres sencillas de la aldea o de la sierra, con el olor de la última vendimia todavía prendido entre los dedos, en la fortaleza de tantas mujeres que empujan con su inteligencia, con su corazón y con sus manos para construir un mundo mejor.

Con estos devaneos, que cada año me rondan mientras acompaño a la imagen de la Virgen camino de la Feria, no quisiera molestar a quienes no comparten nuestra fe.

La Virgen de los Llanos, como buena madre que es, construye familia y hace pueblo. La feria de Albacete tiene un “aquel” especial; dicen que tiene alma. Es verdad. Pero también tiene un corazón, que es la Virgen de los Llanos. Y seguro que Ella nos invita a pasar por la tómbola de Caritas, porque sabe que esa tómbola es la mano de la comunidad cristiana, que se hace mendiga en favor de los pobres, sus hijos predilectos. Y no lo digo por barrer para casa, sino para barrer en favor de otros que, a veces, carecen hasta de casa.

¡Buena Feria a todos!

+Ciriaco Benavente Mateos
Obispo de Albacete