Todavía resuena el sínodo de los obispos celebrado en Roma y dedicado a los jóvenes.
Y creo muy oportuno dar a conocer la figura de otro joven, llamado Alonso Pacheco y Alarcón, que un día se marchó, cual otro Francisco Javier, a predicar el evangelio de Jesús lejos de su tierra con la ilusión de derramar su sangre por Jesucristo. Es posible que algunos hayáis oído hablar de él y conozcáis algo de su vida; pero, si esto no fuera así, aquí os dejo una breve reseña de su vida que puede ayudar mucho a llevar a cabo todo o parte del programa y objetivos tratados en Roma esos días.
El beato Alonso Pacheco y Alarcón, hijo de los Señores de Minaya, Don Juan Pacheco y Doña Catalina de Alarcón, nace en Minaya, en 1551, y muere en Salsete, (Goa), en 1583.Se cumplió su deseo de derramar su sangre por predicar el Evangelio de Jesucristo según decía y quería él. Minaya pertenecía a la provincia y diócesis de Cuenca durante varios siglos. Por estas tierras, se mantuvo su nombre, su recuerdo, su memoria y su devoción hasta el punto de que el 30 de abril de 1893 es Beatificado por el papa León XIII junto al Grupo de Mártires de Salsete (Goa). El Beato se educó y trabajó en Villarejo de Fuentes, en Belmonte (Cuenca), en Ocaña (Toledo) y en Alcalá de Henares, donde estudió y donde querían sus Superiores que fuera profesor, pero los caminos del Señor no son los caminos de los hombres y el beato Pacheco, desde niño, quería ser misionero en Oriente para “predicar el Evangelio de Jesús y derramar su sangre por Cristo”.
Puntos a destacar y actualidad del Beato Alonso Pacheco:
Recientemente ha sido nombrado por la Santa Sede patrón de los misioneros de la Diócesis de Albacete.
P. Josico