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10 de noviembre de 2006

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]l lema para el Día de los Sin Techo 2006 -«Sin techo, sin derechos. Hoy también duermo en la calle. A la Sociedad le falto yo»- nos propone una reflexión sobre la exclusión y violencia que sufren en nuestra sociedad las personas sin hogar y nos invita a analizar los distintos entornos donde esa situación se produce: estructuras sociales, administraciones públicas, medios de comunicación, nuevas tecnologías y relaciones personales. A pesar del auge económico, las situaciones de pobreza aumentan en toda Europa.

1. “Hoy también duermo en la calle”¿DE QUIÉN HABLAMOS?

Estamos hablando de:

Personas sin techo son las que están literalmente en la calle, es decir, que viven en espacios públicos abiertos y que duermen, a veces, en albergues nocturnos (cerrados durante el resto del día).

Personas sin hogar son quienes viven en centros de acogida, en régimen de estancia completa y un tiempo de residencia limitado, y que carecen de otra alternativa. Muestran un rostro de exclusión social con rasgos de personas jóvenes. Se constata también, la incorporación de un número creciente de mujeres e inmigrantes

2. SIN TECHO, SIN DERECHOS. Violencia y exclusión

Cuando hablamos de la violencia de que son objeto las personas sin hogar nos referimos a todo aquello que impide que la persona satisfaga sus necesidades fundamentales -alimentación, vivienda, salud, vestido- para poder vivir con dignidad. Pero cuando, además, se le priva de las oportunidades de participar de las formas de vida y de integración social, decimos que se da una situación de exclusión social.

– Desde la sociedad: La sociedad tiende a criminalizar la miseria y a culpar a los excluidos de su situación, a estigmatizarlos. Las personas sin techo pierden su condición de ciudadanos, desaparecen del espacio público, su presencia molesta, disgusta y perturba la convivencia de los «otros ciudadanos».

Desde las estructura: Los Estados modernos no garantizan el acceso de todos los ciudadanos a los derechos sociales básicos (vivienda, educación, empleo y protección social). Los obstáculos para acceder a esos derechos suponen, en la práctica, la pérdida de la ciudadanía y la imposibilidad de desarrollarse con dignidad.

– Desde las administraciones públicas: Existe una tendencia generalizada en los Ayuntamientos de toda España a aprobar Ordenanzas Municipales destinadas a hostigar la vida de las personas sin hogar en la calle. Con ellas se pretende controlar a determinados grupos sociales que son catalogados como «peligrosos», «incívicos» o susceptibles de «perturbar la convivencia de los buenos ciudadanos». Estas Ordenanzas -fuente de grave exclusión y marginación de las personas sin techo- penalizan, estigmatizan y criminalizan aún más a un colectivo ya de por si vulnerable.

Desde los medios de comunicación: Determinadas estrategias informativas agravan el fenómeno de los sin techo cuando se refieren a estas personas con términos como «mendigo» o «indigente», expresiones con una fuerte connotación negativa que pueden leerse casi a diario en noticias que, en la mayoría de los casos, recrean contenidos violentos o morbosos. A esta «violencia informativa» hacia las personas sin hogar contribuyen también la abundancia de noticias en las que se vinculan a los sin techo con acciones delictivas o con grupos sociales con problemáticas muy distintas.

– Desde las nuevas tecnologías: Es cada vez más frecuente el recurso a grabar actos violentos a través de soportes domésticos (teléfonos móviles, cámaras digitales, etc.) y a distribuirlos vía internet a cualquier parte del mundo.

– Desde lo personal: Son las dos caras de la moneda: violencia, como enajenación de derechos y como respuesta de quien se siente expoliado. La negación del otro en su humanidad, una situación sostenida de pobreza, unida a la vivencia del rechazo, conducen a una autopercepción de fracaso, de negación de las propias capacidades.

3 CÓMO SE LLEGA A ESA SITUACIÓN
La exclusión es fruto de diversos procesos de cambio:

En los modos de producción
La aplicación de las nuevas tecnologías a todos los campos de la producción y la extensión de la globalización económica ha disparado el crecimiento económico, pero también la pobreza.

En el empleo
El aumento de mano de obra fluctuante y del empleo inestable y precario con el fin de mantener los niveles de competitividad y beneficio exigidos por el mercado afecta de manera especial a jóvenes, mujeres y parados mayores de 45 años, así como al creciente número de trabajadores inmigrantes no regularizados.

En el acceso a la vivienda
La ausencia de vivienda dificulta el acceso a un trabajo y a una educación y formación profesional, limita las posibilidades de la inserción social, impide el desarrollo personal y provoca un rápido deterioro de la salud física y mental. Nunca antes la vivienda había tenido tan difícil acceso y tanta gente había estado privada de ella.

Deficiencias en la protección social
Nuestro sistema de Seguridad Social tiene un marcado carácter contributivo. La actual política de contención del gasto social supone una merma de recursos adecuados para desarrollar estrategias de inserción.

Cambios demográficos y familiares
Descenso de la tasa de natalidad.
Envejecimiento de la población. Los mayores de 65 años suman el17 % de la población.
Crecimiento de la inmigración. En la actualidad representa ya al 8,4 % de la población total.

La autopercepción de inseguridad y fracaso Deficiencias en la educación, la vivienda, la salud, etc, lleva a la población afectada a una autopercepción como fracasado.

4 RESPONSABILIDAD DE TODOS
¿Qué pedimos?

LAS AUTORIDADES PÚBLICAS
Tienen que realizar un mayor esfuerzo para erradicar la pobreza y la exclusión social, y garantizar políticas que permitan sinergias en los ámbitos económicos y sociosanitarios.

Desarrollar alternativas reales de inserción, que se adecúen a las necesidades de las personas sin techo.

Propiciar una mayor coordinación y colaboración con el conjunto de la sociedad, a través de la participación en las políticas públicas contra la pobreza y exclusión social.

Arbitrar una respuesta adecuada a la inmigración, a través de iniciativas legales y el reajuste de los recursos específicos para la población inmigrante. Impulsar ordenanzas municipales orientadas a la construcción de ciudades abiertas.

Atajar de manera urgente y decidida la especulación inmobiliaria y desarrollar una adecuada política de vivienda.

MEDIOS DE COMUNICACiÓN SOCIAL
Tienen que abordar contenidos informativos honestos sobre las personas sin hogar basados en una óptica amplia y heterogénea de este grupo social y el respeto hacia sus condiciones de precariedad social y su situación de vulnerabilidad humana.

LA SOCIEDAD EN GENERAL
Tiene que realizar un mayor esfuerzo de coordinación. implicación y participación con el Estado y con el conjunto de los agentes económicos y sociales en la puesta en marcha de acciones de inclusión social, en la mejora de los niveles de formación y motivación de los profesionales, y en una mayor sensibilización, difusión y debate sobre la realidad de las personas sin hogar.

30.000 PERSONAS SIN HOGAR
En España hay más de ocho millones y medio de pobres. Sin embargo, la peor situación la sufren las 30.000 personas que carecen de un techo donde vivir y las 273.000 que residen en infraviviendas. En estas personas se combinan la precariedad económica y la falta de alojamiento, con la pérdida de vínculos sociales y familiares, y la ruptura de sus proyectos personales de vida.