Francisco San José
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10 de noviembre de 2024
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Cada día vemos cantidad de cosas y también personas. Salimos a pasear y nos cruzamos con mucha gente que va de compras, que vuelve de la peluquería, que marcha ligera a la oficina o simplemente que su ejercicio gimnástico es “correr”. Pero esas personas nos son “desconocidas”.
Nos quedamos en su “exterioridad”. Sin embargo, esa no es la mirada de Jesús. En el templo, Él observa y advierte que una “viuda pobre” echa en la hucha su limosna, “todo lo que tenía” para comer ese día. Y Jesús, Maestro, nos hace caer en la cuenta de su gran “generosidad”.
Saber leer en el “interior” de las personas es la gran lección que Jesucristo nos enseña hoy. Padres, profesores, sacerdotes: todos hemos de aprender esta necesaria lección.
Sólo comprendiendo el interior de cada persona sabremos “valorarla”. Para una inmensa mayoría, lo “cuantitativo” es lo que le vale.
La bondad, la sencillez y la generosidad son cualidades que embellecen al ser humano. Ojalá se den en nosotros. Si carecemos de ellas, nos apuntamos a la “mediocridad” y ese no es el camino que Jesucristo desea para nosotros.
Concluyendo, una “viuda pobre” es maestra de generosidad y de amor a Dios, y Jesucristo nos la pone como modelo y ejemplo a seguir.
Que no nos falte la “generosidad” en este Día de la Iglesia Diocesana, pues son numerosos los proyectos y necesidades a las que atender en nuestra Diócesis.
Valorar a los feligreses, entregarnos a las tareas parroquiales y ser generosos es una manera sencilla y asequible de celebrar la Iglesia Diocesana.