20 de junio de 2010
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]S[/fusion_dropcap]e acerca el verano y con él las vacaciones y los posibles viajes. Hay quien se dedica al turismo solidario, y hay también quien va a pasar su tiempo de vacaciones a misiones. Claro, un viaje así no se improvisa.
Durante todo el curso las Delegaciones Diocesanas de Misiones y Vocaciones junto con los Misioneros Javerianos han llevado adelante una formación para tomar conciencia de la dimensión misionera de nuestra fe y para crecer en actitudes misioneras.
Cada encuentro incluía también un momento de oración y otro más distendido para compartir la merienda y conocernos un poco más. En esta formación han participado unas 15 personas, de las que cuatro van a poder hacer este mismo verano una experiencia en misión: tres de ellas en una misión con indígenas en México y otra en Guatemala acompañando a misioneros diocesanos que allí trabajan. Es importante subrayar que a la formación misionera pueden participar también aquellas personas que no tienen intención de viajar a las misiones ni de visita. No es una formación para viajar, sino para ser misioneros.
El próximo curso se seguirá ofreciendo, y además se podrá contar con las impresiones de quienes hayan estado en la misión, que sin duda van a enriquecer al grupo.
¿Y qué se puede hacer en sólo un mes de misiones? Más que el hacer, lo que importa es el conocer y el compartir: conocer la misión de primera mano, los objetivos, proyectos y desvelos de los misioneros y de las poblaciones con las que están, para que cuando se hable de misión no estemos refiriéndonos a teorías sino a una realidad concreta; conocer también la situación precaria en la que se encuentran las tres cuartas partes de la humanidad para que nuestro estilo de vida sea solidario; compartir la fe que nos mueve con las personas que encontraremos; compartir también su exquisita hospitalidad desde la sencillez y dejarnos querer, al mismo tiempo que ellos se sienten “importantes” por recibir la visita de personas llegadas de un Occidente idealizado.