28 de septiembre de 2014

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Más de 13.000 misioneros españoles están actualmente en el mundo. Son los mejores embajadores de la paz y de la justicia que brotan del Evangelio. La respuesta al porqué de esta entrega radical hay que buscarla en su vocación misionera que no entienden otra manera de vivir el Evangelio que su identificación con los más pobres y necesitados. María Jesús Torres García es una de ellos. Misionera de Cristo Jesús, nacida en una aldea de Pozohondo, los Pocicos. Vivió su juventud en El Salobral y desde hace veinticinco años comparte su vida con el pueblo boliviano.

P. ¿Cómo es la zona donde estás de misionera?
R. He vivido varios años en el Altiplano en una mina junto a los mineros. Ahora estoy en San Gabriel, en el Chapare. En el trópico de Cochabamba. Es un lugar de mucha vida. Hay muchos ríos, vegetación, animales. Población joven. Es un lugar de colonización. La gente viene de los distintos departamentos del país buscando mejores condiciones de vida. Los caminos son bastantes malos lo que dificulta la comunicación y el trasporte. Tenemos carencia de servicios básicos y en la infraestructura  tanto de educación como en salud. Pero la mayor necesidad es la pobreza humana es por lo que nuestra labor se centra en contribuir, aportar desde lo que somos y tenemos a la dignificación de la persona.

P. ¿Cuál es tu tarea como misionera?
R. Vivimos con la gente, caminamos y trabajamos juntos para que la vida sea más digna, más humana. El trabajo que realizamos está orientado a la educación integral y a la pastoral con jóvenes, niños y adultos. Trabajamos con las escuelas y las organizaciones de base. Esta tarea la realizamos en equipo, somos tres hermanas de comunidad junto con el párroco.

P. ¿Cómo nace tu deseo de irte a misiones?
R. El deseo de ir a misiones nace desde el encuentro con Jesús, una experiencia que llena mi vida. Con el deseo de comunicar la alegría y el gozo del encuentro con Jesús. Con el deseo de vivir como gran familia donde todos podamos tener lo necesario para vivir con dignidad, con alegría y en fraternidad.

P. ¿La ayuda que se manda llega?
R. Las ayudas claro que llegan y gracias a ellas se pueden realizar buenas obras y trabajos. En concreto, quiero agradecer por la solidaridad y el compartir de muchas gente y parroquias: San José, Las Angustias, Peñas de San Pedro, Delegación de Misiones,… que con su compartir hemos podido poner en marcha varios proyectos: aula de apoyo escolar, biblioteca, equipamiento de escuelas, mejoras en las capillas, ayudas en salud… Son proyectos que ya son una realidad.

P. ¿Cómo podemos ayudar a los misioneros desde aquí?
R. Ayudar a los misioneros se puede hacer de varias formas. No sólo con lo material sino compartiendo experiencias, concienciando y transmitiendo valores como la solidaridad, acogida, justicia, fraternidad… Con la oración y creando lazos de unión con otra iglesia de origen…