2 de febrero de 2014
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El Movimiento de Vida Ascendente tiene hoy su fiesta, en la Festividad de la Candelaria y la Presentación de Jesús en el Templo, con una celebración comunitaria a las cinco y media de esta tarde en la Parroquia de La Asunción, que va a estar presidida por el Sr. Obispo, D. Ciriaco Benavente. Se hará la bendición de las candelas, que simbolizan la luz de Cristo, la luz para alumbrar a los hombres, a toda la humanidad.
Inmaculada Escribano, presidenta de Vida Ascendente en nuestra Diócesis, y Concepción Medina, secretaria del Movimiento, nos invitan a vivir esta celebración, y a conocer y formar parte de los grupos de Vida Ascendente que están en las parroquias, para quienes tengan los 50 años de edad en adelante, porque “necesitamos gente: es tiempo de salir y de transmitirnos lo que es el Evangelio, lo que es el amor de Dios, lo que es la amistad, la convivencia y todos juntos, construir Iglesia”, afirman.
También en este día expresamos nuestro agradecimiento a Ángel Lagunas, consiliario del Movimiento de Vida Ascendente desde 1997, y que lo ha impulsado en la Diócesis de Albacete.
– Inmaculada, ¿Qué es Vida Ascendente?
– Es un movimiento que nació en Francia, para recuperar a un porcentaje de gente que no sabía qué hacer ni cómo integrarse a la Iglesia Diocesana, basado en tres puntos principales: el apostolado, la espiritualidad y la amistad, a partir de lo que se crean unos guiones para las reuniones, que todos los años se van renovando, contando siempre con la aprobación del Sr. Obispo.
– Concepción, es entonces un movimiento diocesano, con presencia en las parroquias.
– Sí, es a nivel mundial y está en las parroquias, con personas que han sido muy válidas en la Iglesia, que han trabajado muchísimo. Es sumamente importante que esta gente esté integrada y nadie se sienta ni desvalido ni dejado por nada de lo que ha sido su Iglesia, su vida y su evangelio.
– ¿Cuántos grupos tenemos aquí en Albacete?
– En la Parroquia del Espíritu Santo hay cuatro grupos, en las Angustias, dos; en la Asunción hay otros cuatro; en el Buen Pastor tenemos dos grupos también. En la Sagrada Familia, en el Pilar, San Pablo, en la de Santo Domingo… está en bastantes parroquias.
– ¿Qué hacéis en Vida Ascendente?
– Sobre todo, se crea una sinergia de amistad: hablamos, nos apoyamos unos a otros. También prestamos todos los servicios que estén en nuestra mano hacer, y tenemos propósitos, no sólo ya a nivel de grupo sino también para la evangelización, para los demás. Muchos de los grupos que están soportando una gran carga en su vejez siguen dando frutos permanentes, y algunos somos catequistas, estamos a su vez en otros grupos de la parroquia, porque estamos al servicio de la Iglesia y de la evangelización.
– ¿Quién puede apuntarse a Vida Ascendente, Inmaculada?
– Quienes tengan desde los 50 años de edad en adelante, hasta que el Padre nos llame a la Casa eterna, y dentro de éstos, quienes sientan la llamada de Dios a evangelizar, a salir a la calle y ver a esas personas que anteriormente han estado en la Iglesia y que ahora se ha alejado un poquito. Así ha sido mi misión. Ves que estas personas se integran y están muy contentas porque han encontrado una familia y una manera de crecer espiritualmente, y se crea una amistad: la gente se abre a los demás, habla, tiene necesidades, y el que ha vivido un problema ayuda a otro que en esos momentos lo tiene.
– ¿Qué te ha dado a ti estar en Vida Ascendente, Inmaculada?
– Emocionarme. Para mí, Vida Ascendente es un gran regalo que Dios me ha dado, atendiendo a gente con una fe viva como la que no se ve ahora, que te la transmiten… es para mí una riqueza espiritual muy grande.
– Concepción, ¿Y para ti?
– Llevo un año aproximadamente, me pescó Inmaculada, que es una pescadora de hombres como San Pedro, y yo pensaba, bueno, estoy dentro de la edad. Lo que me ha dado es aprender mucho de otras personas y emocionarme también. Empezamos con nuestro guion, hacemos una lectura, reflexionamos, y luego, de lo que hemos leído, cada uno va aportando sus vivencias y ha sido una sorpresa maravillosa ver la juventud espiritual que hay, pues aunque fallen las piernas y muchas cosas, hay un gran amor allí y es sorprendente lo que uno encuentra allí, no hay palabras.