22 de marzo de 2010
|
155
Visitas: 155
Presididos por nuestro Obispo D. Ciriaco hemos celebrado el Vía Crucis Diocesano en el Santuario de Cortes. A pesar de todos los partes meteorológicos hemos llegado a nuestra cita anual que se va a convertir en santa tradidión popular… bajo el agua, bajo la lluvia primaveral.
De todos los rincones de la diócesis hemos acudido a ese rinconcito de la Sierra de Alcaraz.
No sé calcular pero a los que les he preguntado me han dicho que calculaban que estábamos de 1.500 a 2.000 personas en esa meditación itinerante siguiendo a la cruz que es el Via Crucis.
Meditación impresionante con un texto profundo que nos invitaba a interiorizar, adentrarnos en nuestra vida, en nuestra manera de ser Iglesia, de vivir para los demás, de entregar la vida (como Él). Partiendo del Año Sacerdotal que estamos celebrando, en este Vía Crucis todos nos hemos sentido alcanzados por el toque de Dios: sacerdotes y laicos; jóvenes y menos jóvenes.
Hay que felicitar y agradecer a todos los que han preparado esta celebración porque un acto así requiere una preparación pormenorizada y coordinada: desde la megafonía hasta los jóvenes que nos han ido indicando todo lo que teníamos que hacer y por dónde ir; lo mismo que la celebración de la Misa y todos los elementos externos (luces, cables, plataformas, sillas, señales…)y los peculiares de la celebración (cálices, formas patenas, libros folletos, hojas de cantos).
Seguro estoy que los comentarios de vuelta en la mayoría de los autobuses han sido de satisfacción porque a pesar de las dificultades que lleva consigo la lluvia en un acto tan multitudinario y en movimiento todo ha salido muy bien.