19 de diciembre de 2010
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A lo largo de estos tres últimos años Cáritas a través de la campaña “Una sociedad con valores es una sociedad con futuro” nos ha invitado a vivir una serie de valores que nos acercan a una sociedad más humana y más justa: Comunión, Participación, Diversidad y Gratuidad. Ahora presentamos el valor de la FRATERNIDAD, que se suma a esta apuesta por construir un espacio común y global, un espacio de todos y para todos, donde la identidad de ser persona recupera su sentido pleno a la luz de los valores del Evangelio y donde las personas más vulnerables, pobres y excluidas pueden encontrar esperanza y recuperar el sentido de la vida. Se nos invita a vivir con estos valores:
– Recuperando el valor de la amistad incondicional como apuesta de servicio. “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15, 13).
– Trabajando por la convivencia social: los miembros de una fraternidad compartimos esperanzas, objetivos y una misma lucha por la justicia.
– Construyendo un proyecto común: acercando sentidos y sentimientos, rescatando los lugares donde es posible vivir en armonía, especialmente con los más desfavorecidos: “Desterrad cuanto signifique división y recuperad la armonía, pensando y sintiendo lo mismo” (1 Cor 1, 10).
– Desactivando lo que nos desune: dejando caer barreras y fronteras que restringen la acogida y la caridad.
– Creando nuevas alianzas y vínculos: descentrándonos y activando el asociacionismo, el encuentro comunitario, el compromiso civil, el voluntariado, la cooperación.
“Cuando sales de tu mundo y te dejas afectar por la vida del otro, comienzas a vivir la Fraternidad”. Ser fraterno significa compartir lo que tengo y lo que soy con el otro, porque pertenecemos a la misma familia; se trata de acoger, escuchar y vivir comprometido en toda causa que haga más digna y feliz la vida de todos, porque somos hijos de un mismo Dios. La realidad es compleja porque vivimos en un mundo globalizado en el que estamos todos más cerca, pero no estamos unidos. El Papa Benedicto XVI nos recuerda que “la razón por sí sola es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres, y de establecer una convivencia cívica entre ellos, pero no consigue fundar la hermandad”.
Estamos dentro del Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social y es un escándalo que haya tantos pobres en el mundo. Sabemos que la realidad es dura y difícil, pero somos los samaritanos en este mundo lleno de lázaros. Desde este convencimiento nos tendremos que comprometer con la justicia y denunciar las causas de la pobreza. Cuando conocemos esta realidad podemos llegar a pensar que no podemos hacer nada, pues son grandes problemas inabordables. Pero no se nos puede olvidar que tenemos una responsabilidad en favor de los demás, se trata de sembrar, de hacer a nuestro alrededor todo lo posible por crear lazos de hermandad con eficacia y con firmeza, sabiendo qué es lo que hacemos.
Nuestra campaña nos muestra testimonios de personas que han vivido de manera radical la fraternidad. Teresa de Calcuta decía que el mayor pecado es la ausencia de amor, la terrible indiferencia ante el prójimo que, al borde de la calle, cae víctima del hambre, la corrupción, la mendicidad y la enfermedad. Ella decía de sí misma “Soy un pequeño lápiz en la mano de Dios que escribe y envía un carta de amor al mundo”. Vicente Ferrer, profundo hombre Dios, con toda una vida dedicada a ayudar a salir de la miseria a los más pobres y desheredados de la India decía: “La pobreza y el sufrimiento que veo cada día a mi alrededor no están para que los entienda, sino para que los resuelva en la medida de mis posibilidades”. “El verdadero sentido de la vida es prestar ayuda, dar esperanza, dar cariño…”.
Desde Cáritas os invitamos a vivir la fraternidad y a ir tejiendo una realidad en la que todos tengamos un sitio. Es un hermoso cometido para el Adviento.