17 de febrero de 2019
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Estamos ante unos años apasionantes. Es un momento histórico, porque nunca antes (y con toda seguridad tampoco habrá otro en muchos años), la Iglesia ha centrado sus preocupaciones en los jóvenes, realizando un “sínodo”, con todo lo que significa, dedicado exclusivamente a los jóvenes. Y los jóvenes y los que trabajan con ellos en la pastoral juvenil, queremos aceptar este reto… ahora pongámonos “manos a la obra”. Hablamos de este Sínodo de los Jóvenes con el director del Departamento de Pastoral de Juventud de la Conferencia Episcopal Española, Raúl Tinajero Ramírez.
Háblanos de las conclusiones y de las claves para entender el sínodo
Podemos destacar tres afirmacionespara entender lo que ha sido este sínodo;
- Que el sínodo es un proceso que sigue abierto, después de dos años de trabajo ahora seguimos reflexionando sobre ello, buscando modos de aplicar sus conclusiones en cada realidad; además pronto habrá una Exhortación apostólica por parte del Papa… y mucho más.
- Que el sínodo no es un documento, nos lo decía el Papa al final del sínodo: Nosotros somos los primeros destinatarios, los de “casa”. Seguro que ayudará mucho a los demás, pero los primeros destinarios somos nosotros: es el Espíritu quien lo ha hecho…
- Y que el discernimiento ha venido para quedarse. Ha sido el modo de trabajar de todo el sínodo y de los preparativos y es el modo que nos propone para nuestra pastoral con los jóvenes.
¿Cómo está estructurado el documento final?
La estructura interna del documento, podemos presentarla de la siguiente manera:
- Reconocer:escuchar y ver a los jóvenes con simpatía. Es la parte del documento que está encabezada con la expresión: “Caminaba con ellos”.Se habla del valor de la escucha, de la diversidad de contextos y culturas en las que viven los jóvenes, de la situación actual de la Iglesia desde el foco pastoral.
- Interpretar:dejarse guiar por el Espíritu Santo. La segunda parte lleva el título «Se les abrieron los ojos«. Se introduce de esta manera la parte interpretativa del documento: ¿Cuáles son los criterios que emergen para el discernimiento? Se propone como criterio fundamental una antropología de la juventud asentada en la fe y la libertad.Se proponeelacompañamientocomo una de las misiones fundamentales de la Iglesia, «casa del acompañamiento».
- Elegir:caminar, salir y formarse juntos. Entramosenlapartemáspropositiva. “Y partieron sin demora”. El capítulo propone una conversión pastoral asentada en la sinodalidad misionera, que lleva consigo asentarse antes en la comunidad misionera que en las estructuras, en una pastoral juvenil en clave vocacional, y en la formación integral.
En qué va a cambiar la iglesia y su forma de hacer pastoral este sínodo
Si algo podemos destacar en el sínodo son estas cuatro líneas fundamentales que nos marcan la pastoral juvenil delfuturo y, me atrevería a decir, de toda la pastoral de la Iglesia:
- La necesidad de caminar juntos (Sinodalidad).Ha sido una de las palabras más repetidas en este Sínodo (Documento final 121). Si, como fruto de este Sínodo, aprendemos en la Iglesia a caminar juntos, podremos decir que los jóvenes han ayudado a rejuvenecer el rostro de laIglesia.
Por ello podemos afirmarqueyanosirvenniunapastoralparajóvenesniunapastoraldejóvenes,sinoque el horizonte lo marca una pastoral con jóvenes. Otra perspectiva de la sinodalidad en pastoral juvenil la situamos en el esfuerzo por buscar sinergias entre nuestros proyectos pastorales. En este sentido, el camino que en los últimos años está siguiendo el departamento de juventud de la CEE puede orientarnos. Este esfuerzo de búsqueda de sinergias debería concretarse en la realidad máscercana (diócesis, parroquia…) - Una pastoral juvenil en clave vocacional.Toda vocación pide «escuchar y reconocer la iniciativa divina, una experiencia personal, una comprensión progresiva, un acompañamiento paciente y respetuoso del misterio en curso, un destino comunitario» (Documento final, 77 y leer tb 139)
- Pasar de las estructuras a las relaciones. La importancia de las relaciones es otro de los argumentos del Sínodo(Documento final, 122). En este sentido se puede concluir que solo una pastoral juvenil capaz de renovarse a partir del cuidado de las relaciones y de la calidad de la comunidad cristiana será significativa y atractiva para los jóvenes.
- Desarrollar proyectos de misión.Eldocumentohabladeaprenderatrabajarenproyectosdemisión.Enconcreto,se propone ofrecer un tiempo destinado a la maduración de la vida cristiana adulta. Se trata de una experiencia de vida fraterna compartida con educadores adultos, esencial, sobria y respetuosa de la casa común; con una propuesta apostólica fuerte y significativa; y la oferta de una experiencia de espiritualidad enraizada en la oración y en la vida sacramental.
Y concluiría destacando que se nos pide un cambio de mentalidad. Creo que hemos salido durante mucho tiempo, como Iglesia a mostrar a la Iglesia y en este momento se nos pide que salgamos como Iglesia, en actitud de misericordia, ternura y acogida, a mostrar a Jesús. Y será Cristo quien traerá a los jóvenes (y no jóvenes) a la Iglesia.
Y qué podemos hacer para acompañar a los jóvenes y las vocaciones
Desde mi punto de vista, creo que nuestro papel es estar ahí. Ofrecer una pastoral vocacional que se preocupe, unida a la pastoral juvenil, en ayudar al joven en un momento de la vida tan importante, en la etapa del discernimiento.
Una pastoral juvenil y una pastoral vocacional que se preocupen de ayudar en la etapa del noviazgo, para acercar al joven al matrimonio y a la vida de familia; que presente el compromiso laical con todo lo que conlleva: formación, corresponsabilidad, implicación real; que invite al joven a plantearse la vida sacerdotal, o la vida consagrada…
Y lo fundamental para ello es el acompañamiento. Es cierto, que el joven para tener un verdadero discernimiento, precisa de no perder su deseo profundo de búsqueda, de apertura a lo trascendente, de tener espacios y momentos para la oración, para el encuentro personal con Cristo, de ir descubriendo aquello que le dé respuestas a sus deseos de felicidad… Pero creo sinceramente, que para todo ello, la clave fundamental es el Acompañamiento. A partir de ahí, si existe un buen acompañamiento, el joven podrá plantearse el buscar respuestas a las inquietudes que surjan en su corazón. Sin acompañamiento no puede darse una pastoral juvenil en clave vocacional.
Para ello es necesario formar buenos acompañantes, bien sean sacerdotes, religiosos o seglares, fomentando las escuelas de acompañamiento. Buscar espacios y tiempos desde la pastoral juvenil, para dedicarlos al acompañamiento personal y por supuesto también el acompañamiento grupal, tan necesario en los adolescentes.