29 de enero de 2017
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Hoy esta página quiere hacer un homenaje a los más de 2.000 catequistas que hay en la Diócesis. Una labor de acompañamiento, formación y evangelización no sólo a niños sino también a jóvenes y mayores. Una labor de entrega gratuita que muchas veces no tiene el reconocimiento de las familias.
Ante todo el catequista es un discípulo, un seguidor de Jesús, que se siente llamado por Dios para cumplir una tarea concreta y es de la de predicar la Buena Noticia, el mensaje de Jesús. Y esto lo hace con su propio testimonio: de palabra y de obra. Esta tarea la realiza como un servicio gratuito y generoso dentro de la comunidad cristiana y debe de esta manera iniciar a los catequizando en el conocimiento de la fe, en la oración, en la celebración cristiana- sacramentos, en los valores evangélicos y animarlos a un compromiso social y eclesial. Su tarea fundamental es acompañar a los catequizando en su camino de iniciación en la fe.
Estamos en el mundo cambiante de las redes sociales y el catequista no está ajeno a estos cambios rápidos. Para José Antonio Pérez, director del Secretariado diocesano de Catequesis, el futuro de la catequesis camina “hacia algo más vivo y más comprometido especialmente en el terreno de la familia. Más de calidad y menos de cantidad. Más comunitaria y menos escolar. La catequesis no puede mantener una pastoral de conservación de estructuras eclesiales ya trasnochadas, tiene que responder a los interrogantes y a los retos del hombre actual, tiene que iniciar de verdad en la fe y engendrar cristianos auténticos”.
Un mundo de globalización pero que necesita de Dios. Por esta razón necesitamos a los catequistas porque si de verdad creemos que la sociedad actual necesita a Dios, necesita la fe. La fe es un regalo, es gracia, pero también es respuesta personal que hay que suscitar y educar, y esa es una tarea de los catequistas.
Unos catequistas que acompañan semana tras semana el crecimiento en el seguimiento y conocimiento de la fe cristiana. Para José Antonio Pérez, la espiritualidad del catequista es “la de todo cristiano, basada en la oración, en la participación en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, teniendo la Palabra de Dios como guía y sintiéndose parte viva y activa de la comunidad cristiana y teniendo siempre una inquietud de formación cristiana continua”.
SAN ENRIQUE DE OSSÓ: PATRONO DE LOS CATEQUISTAS ESPAÑOLES
En noviembre de 1998 la Sagrada Congregación declaraba patrono de los Catequistas españoles a San Enrique de Ossó y Cervelló, sacerdote español del siglo XIX. La fiesta de San Enrique de Ossó es el 27 de enero.
Nació en Vinebre (Tarragona) en 1840 y murió en Gilet (Valencia) en enero de 1896. “El amor a Jesucristo le condujo al sacerdocio, y en el ministerio sacerdotal Enrique de Ossó encontró la clave para vivir su identificación con Cristo y su celo apostólico”, durante los difíciles años del Sexenio Democrático (1868-1874) y de la Restauración monárquica española (desde 1875).En una época en la que la actividad catequética apenas se cultiva en las parroquias, tiempos en que los sacerdotes prefieren otros ministerios de más prestigio y beneficio, sólo un catequista convencido como Enrique de Ossó, maestro nato, tiene la creatividad y el tesón necesarios para sacar a la catequesis de la crisis en que se encontraba y del desprestigio. Mosén Enrique pone todos los medios a su alcance para revalorizar una misión tan importante, y lo consigue. Con esta finalidad redactará y publicará la Guía Práctica del Catequista, y con este fin proyectaba ya, por esas mismas fechas, una liga o federación catequística, con revista mensual, que aglutinara a todos los catequistas españoles.