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13 de agosto de 2017

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Cáritas Diocesana, junto al Programa de Infancia, Cáritas Joven y el Arciprestazgo de la Purísima, organizó este verano la IV edición del estival “Campo de Trabajo para Infancia” con el objetivo de satisfacer las necesidades de ocio de muchos jóvenes de la ciudad, una  iniciativa que se desarrolla durante los meses de julio y agosto y en la que participan cerca de 60 niños, niñas y adolescentes de la ciudad.

En dos turnos, del 24 de julio al 2 de agosto, y del 2 al 11 de agosto, se acompaña a menores de entre 4 y 15 años, compartiendo con ellos espacios de ocio, convivencia y encuentro en el centro propio de Hermanos Falcó y en el centro sociocultural de Carretas. El objetivo de esta iniciativa pasa por fomentar hábitos saludables y educar en valores a través del juego.

Cáritas ofrece cada año este campo de trabajo por varios motivos:

Porque la infancia es un colectivo de especial protección con unos derechos reconocidos. Los niños y las niñas son el presente y el futuro y en nuestras manos está la oportunidad de acompañarles para que mañana todos podamos disfrutar de una sociedad mejor y más justa.

Y también, porque con este Campo de Trabajo se crea un punto de encuentro entre jóvenes de Albacete donde compartir experiencias dirigidas al trabajo con niños y niñas de distintos barrios de la ciudad a través de actividades de acompañamiento escolar, ocio y tiempo libre, salidas y excursiones por la provincia.

Una actividad que también es una experiencia de voluntariado

Se trata de otra de las dimensiones de esta actividad ya que, además de hacer partícipes a niños y adolescentes con especiales dificultades, también se fomenta la participación de los jóvenes en su labor de voluntariado y, no está de más, recordarlo para próximas ediciones porque si tienes entre 16 y 30 años, te gusta el trabajo de voluntariado con jóvenes y te apetece vivir una experiencia distinta dentro de tu propia ciudad, podrías sumarte a este proyecto.

Una actividad que supone, por lo tanto, también brindar a jóvenes de la ciudad la oportunidad de experimentar un ocio alternativo y solidario. De esta manera, en torno a 25 voluntarios y voluntarias han podido observar el mundo de una forma diferente, reflexionando sobre las injusticias y las enormes desigualdades presentes en un colectivo tan vulnerable como la infancia y la adolescencia.

Por cierto, que los propios voluntarios durante el desarrollo del Campo de Trabajo con Infancia, reciben formación. Así nos lo contaba una de las personas, también voluntarias, que ha estado compartiendo sus conocimientos con estos jóvenes. Se trata de Ricardo Belmonte, de la parroquia de Santa Teresa, en la capital albaceteña.

¿Cuál es básicamente tu aportación en esta actividad de Cáritas Diocesana de Albacete?

Es muy clara. Los voluntarios, además de trabajar los valores, deben contar con un plan de formación específico adaptado a las necesidades requeridas. Así, cada año se formulan unas sesiones de trabajo con diversos temas a abordar. El año pasado, por ejemplo, profundizamos en el sentido de la búsqueda personal, en qué significaba para cada uno de ellos ser voluntario o hacia dónde iba dirigida su labor. Este verano nos hemos centrado en la marca identitaria de Cáritas, en su definición, en la manera en que estos jóvenes participan de ella y en cómo esta marca, con lo mucho que significa, también les aporta para enriquecerlos. Y aquí surgían todo tipo de razonamientos, sobre cómo otro tipo de marcas les sugerían cómo comportarse o cómo vestir y lo poco o nada relevante que éstas finalmente acababan enseñándoles. En este sentido, la marca Cáritas, poniendo siempre en el centro a las personas, sí contribuye al enriquecimiento personal y espiritual. También aquí recordábamos a los jóvenes que debían ofrecer y procurar lo mejor de las personas en todo momento, no solo puntualmente.

¿Cómo se desenvuelven los jóvenes voluntarios en su labor de acompañamiento a los participantes?

No hay que olvidar, en ningún momento, que están en contacto permanente con colectivos vulnerables, con niños y niñas con dificultades diversas así que hay que fomentar la empatía para aprender a entender y a ser útil.

¿Existe un perfil definido de los voluntarios?

Es sorprendente la diversidad. Llegan jóvenes procedentes de las parroquias deseosos de colaborar de alguna manera en este campo de trabajo, pero también son muchos los que a título personal igualmente nos expresan sus ganas de participar. Todos son bienvenidos, lo han sido este año y así será en una próxima edición de esta actividad de Cáritas Diocesana de Albacete.

El Campo de Trabajo con Infancia llegó a su fin el viernes 11 de agosto, a partir de ese momento hay que pensar en el siguiente pues para muchos niños y adolescentes es una ansiada oportunidad, durante el verano, de sentirse partícipes de una actividad en la que son protagonistas.

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