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14 de mayo de 2017

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Miguel Ángel Jiménez Salinas es director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal. En plena Campaña de la Renta, esta vez hablamos con él.

Conocemos sobradamente los múltiples motivos por los que marcar la X a favor de la Iglesia… ¿Algunas razones de peso?
La labor de la Iglesia es inmensa, abrumadora y todos sus quehaceres vienen recogidos en la Memoria de Actividad; más de 2.800.000 personas atendidas en centros para mitigar la pobreza, más de 26.000 atendidas en centros de violencia o más de 160.000 inmigrantes atendidos… las cifras hablan por sí solas, pero no debemos olvidar que detrás de cada X hay una historia. Detrás de ese 0,7% en nuestra declaración, hay historias de personas que recuperan su dignidad gracias a la labor de la Iglesia y de quienes ayudan con su X a lograrlo.

¿Contribuimos entonces a crear una sociedad mejor?
¡Sin duda!, y lo hacemos desde la raíz. Es cierto que hay muchas más ONGs o instituciones que auxilian a las personas, pero la ayuda de la Iglesia para un creyente además supone el amor de Dios, cómo nos mira a los ojos. Tiene el valor de la humanidad, el de construir un mundo mejor.

Una asignación a través de la Campaña de la Renta, Miguel Ángel, que asciende cada año, ¿verdad?
Efectivamente, y esto es algo que nos produce enorme satisfacción en una sociedad que a veces cree que nuestra presencia y lo que representamos está en retroceso. Está claro que no es así, pues la asignación anual nos indica que en la última campaña de la Renta han sido 55.000 personas más las que han marcado la X a favor de la Iglesia Católica.

Y en este punto es casi obligado informar sobre todos para aclarar y despejar dudas ¿adónde se destina el dinero recaudado?
Podría mencionaros muchos ejemplos concretos, pero prefiero destacar lo que no se ve. Por cierto, también aclaro que, con el dinero recaudado en la Renta, la Iglesia no solo paga el sueldo de los sacerdotes, quienes por cierto no solo celebran Eucaristías, sino que realizan una importante labor de acompañamiento a los enfermos, a las personas mayores, una labor que es impagable y realmente necesaria pues brindan tiempo y esperanza a quienes más lo necesitan.

También la Iglesia destina este dinero a conservar iglesias y templos a los que cualquiera puede acceder, que están abiertos a todo el mundo. Son pequeños ejemplos de los muchos fines que en nuestra sociedad abarca la Iglesia.

En un momento delicado en nuestro país donde la sociedad exige cada día más información, queremos destacar el firme compromiso de la Iglesia con la transparencia para que tampoco haya duda alguna en este sentido, ¿verdad
Todos los años ofrecemos información fiscal en la Memoria de Actividad de la Conferencia Episcopal, un importante documento que se presenta puntualmente ante el Ministerio de Justicia y que viene avalado por PricewaterhouseCoopers, una de las firmas de consultoría más prestigiosas del mundo.

La Iglesia se ha tomado muy en serio el compromiso con la transparencia y estamos avanzando mucho en este sentido, aunque siempre habrá quien no esté de acuerdo con nuestra gestión, es así de sencillo, pero desde luego nadie podrá acusarnos de no estar haciendo las cosas de la mejor manera posible.

Por cierto, una Iglesia que también paga sus impuestos.
Pagamos absolutamente todo lo que nos marca la ley y quiero remarcar que no hay condiciones especiales para nosotros, no existen privilegios históricos pues el régimen fiscal no nos distingue para beneficiarnos. Sí, habrá quien diga que la Iglesia no paga el IBI, pero ocurre lo mismo con muchas otras fundaciones, asociaciones o instituciones, no somos los únicos. Tampoco hay privilegios con respecto a otras confesiones religiosas. En la clase de Religión, por ejemplo, no poseemos el privilegio de ser la única opción presente las aulas, como alguien pudiera pensar, así que no hay trato de favor en ningún aspecto.

Por otro lado, todas las actividades que realiza la Iglesia suponen un alto ahorro para el Estado y tienen un importante impacto en el producto interior bruto de España. También ésta es una realidad que debemos poner de manifiesto, ¿no es así?
Por supuesto, por eso la presencia de la Iglesia en nuestra sociedad debe ser respetada. Pensemos en el impacto de las celebraciones y fiestas religiosas; el gasto directo estimado de visitantes asciende a 5.200 millones de €. Si las elimináramos de nuestro escenario de convivencia, toda esa riqueza dejaría de generarse. Pero pensemos igualmente en el ámbito educativo. Aquí la acción de la Iglesia supone en torno a un ahorro al Estado de 2.700 millones de euros, por eso se debe valorar nuestra presencia en su justa medida, desde el respeto y desde la libertad.

¿Algún aspecto más que sea importante?
Insistir en los numerosos beneficios de marcar la casilla de la Iglesia Católica cuando realicemos nuestra declaración de la renta porque con este simple gesto contribuimos a la consecución de un mundo mejor. Y como bien indica Cáritas en su campaña, también se puede marcar la casilla de fines sociales al mismo tiempo, con lo que de esta manera ayudaríamos el doble. Nos sobran los motivos para marcar las dos casillas.