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25 de septiembre de 2018

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]M[/fusion_dropcap]uy queridos fieles cristianos de la diócesis de Albacete: Sr. Obispo Administrador Apostólico, don Ciriaco Benavente Mateos, Colegio de Consultores, Consejo Presbiteral, Consejo de Pastoral Diocesano, Colegio de Arciprestes y Cabildo Catedral, sacerdotes, diáconos, seminaristas, vida consagrada, religiosas y religiosos, nuevas formas de vida consagrada, movimientos y asociaciones de apostolado seglar, hermandades y cofradías, Instituto Teológico Diocesano y Colegio Diocesano, autoridades civiles, académicas, militares y judiciales, familias, niños, jóvenes, adultos, ancianos, enfermos… y hombres y mujeres de buena voluntad.

Desde el momento de mi ordenación sacerdotal, y después episcopal, hay unas palabras que siempre han guiado mi oración y mi caminar pastoral: «Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad y ser testigo del Evangelio», aceptación con docilidad de la voluntad de Dios, disponibilidad plena y esfuerzo por vivir el Evangelio de Jesucristo y manifestarlo con palabras y obras. En consonancia con esta vivencia, en el momento de escoger un lema episcopal que acompañase mi ministerio, escogí este: «Evangelizare Iesum Christum»: Anunciar a Jesucristo.

Entiendo que es voluntad de Dios y expresión de su providencia divina confiarme la atención pastoral de la diócesis de Albacete y, por ello, la acepto. Soy consciente de mis muchas limitaciones humanas, personales, pastorales y de gobierno, pero confiado en Dios y en la Virgen de Los Llanos, su Madre y mi madre del Cielo, me dispongo a serviros como vuestro padre y pastor, hermano y amigo.

Voy a la diócesis de Albacete, enviado por Dios, a serviros, a ayudaros a conocer y amar a Dios y a su Iglesia, de la cual todos formamos parte desde nuestro Bautismo. Voy para quereros mucho a todos, aunque no haga otras cosas. Mi predilección, no única pero sí preferencial, serán las familias cristianas, los sacerdotes y seminaristas, los prójimos más próximos, como hace unos días me lo indicaba personalmente el papa Francisco, sin olvidarme de la vida consagrada. Y con ellos los enfermos, ancianos y más necesitados en lo material y espiritual. El examen con el que un día seré examinado será el amor; amor recibido de Dios y entregado a todos expresado con sentimientos del corazón y caridad.

En mi Ordenación episcopal expresé mi intención, que mantengo, de ser un obispo con sentimientos, con corazón; un padre, un hermano y un amigo. Lo intentaré una y otra vez, no lo dudéis. Quiero ayudaros a conocer a Dios desde el corazón, y a conocer a las personas y los acontecimientos como Dios los ve y los conoce, con amor. Quiero ayudaros a amar a Dios y a los demás desde un corazón misericordioso y lleno de amor, como Dios lo hace con cada uno de nosotros. Y quiero serviros como Cristo lo ha hecho con nosotros, entregando, gastando la vida en favor vuestro.

Tened paciencia y comprensión con mi persona y rezad mucho por mí. Tengo que conoceros poco a poco, pues soy lento y limitado en este aspecto. Y tengo que aprender a quereros y serviros como Dios quiere y necesitéis. Mi oración por vosotros ha sido constante desde que conocí la designación papal.

Que el Santísimo Cristo y la Virgen de Los Llanos sean mi apoyo y protección. Con mi bendición y oración por todos vosotros.

Ángel Fernández Collado
Obispo electo de Albacete