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24 de noviembre de 2019

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El sábado, 30 de noviembre, desde las 10 h., en la Casa Diocesana de Ejercicios, tendrá lugar el Encuentro Diocesano de Laicos. Con esta reunión de seglares de parroquias y movimientos, se pondrá en común las respuestas al cuestionario preparatorio del Congreso Nacional de Laicos (Madrid, 14-16 de febrero de 2020) y compartirán experiencias sobre las cuatro líneas de trabajo de esa convocatoria de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar: el primer anuncio, los itinerarios de formación, el acompañamiento y el compromiso público. Cuatro objetivos que son cuatro elementos esenciales para la madurez de la vocación laical, que es la madurez imprescindible para una Iglesia evangelizadora.

El Congreso Nacional de Laicos reunirá múltiples experiencias y testimonios sobre los cuatro objetivos que deben ayudar a ser Pueblo de Dios en salida, laicado misionero y evangelizador, protagonista dentro de la Iglesia, comprometidos en el mundo.

I. PRIMER ANUNCIO

Asumida ya la realidad de que España es también país de misión, que nuestra sociedad secularizada ofrece amplios espacios de indiferencia religiosa, la evangelización no puede reducirse a la transmisión de la fe dentro de la Iglesia. Por eso, habla el papa Francisco de Iglesia en salida. Hoy son muchas las personas, jóvenes y adultos, que no conocerán el Evangelio si no se lo presentan aquellos cristianos que están a su lado. Pero, para ello, no es suficiente con convocatorias religiosas, celebraciones y oraciones. Es el lenguaje de la cercanía, el testimonio y la solidaridad activa el que podrá pronunciar, de modo creíble y oportuno, la actualidad de Dios como última respuesta a las inquietudes más profundas y las hambres más insaciables.

II. ITINERARIOS DE FORMACIÓN

Los sacramentos de iniciación -el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía- nos recuerdan que la fe es un proceso de crecimiento, que tiene sus etapas y requiere sus correspondientes aprendizajes. Junto a la participación en los sacramentos que alimentan, celebran y visualizan nuestro seguimiento de Jesús, los seglares deben formarse en el conocimiento de la Palabra de Dios, la doctrina social de la Iglesia y el lenguaje de la evangelización. Una formación que no puede ser meramente teórica, que brota de la escucha orante y de la comunicación fraterna, al calor de la intimidad que supone decirnos unos a otros lo que Dios nos pide, lo que Dios nos da, la profunda comunión que nace de ser todos uno en Cristo. La Acción Católica cuenta con un itinerario de formación que brinda para ayudar a las parroquias y movimientos a madurar la fe y motivar el compromiso de los grupos de seglares.

III. ACOMPAÑAMIENTO

Puesto que la formación del cristiano es algo más que una mera ilustración religiosa o la práctica de unos ritos, junto a los itinerarios que aúnan conocimiento y espiritualidad, hace falta la experiencia de grupo y la figura de los acompañantes que ponen rostro y tiempo compartido a lo que aprendemos y hacemos juntos. Tanto los jóvenes como los adultos, especialmente las familias, necesitan en su camino de fe sentir que no van solos. Una vez más, la escena de Emaús se convierte en la imagen propia de toda aventura creyente, el Señor ilumina el camino acompasando su paso al nuestro a través de los equipos de vida de fe. Y, de los guías, animadores, consiliarios, servidores que tienen la vocación y el carisma de ayudar a crecer y avanzar en el seguimiento del Maestro por excelencia, Jesucristo.

IV. COMPROMISO PÚBLICO

Lo que más nos cuesta, dicen los seglares, es dar testimonio en los ambientes de la vida cotidiana: la familia, el trabajo, la cultura, la política… Tenemos algo que decir, contamos con una propuesta humanizadora, sabemos de su riqueza espiritual para poner en pie los mejores valores…, pero, la vergüenza, la falta de apoyos la costumbre llevan a un silencio que hace invisible la novedad del Evangelio. Se trata de algo más que decir públicamente “soy cristiano”, “pertenezco a la Iglesia”, “participo en los sacramentos”. No se puede reducir a la publicidad de los signos cristianos y la defensa de la Iglesia cuando se la ataca, implica también el compromiso activo en iniciativas que hacen realidad lo que creemos porque adelantan su realización: la promoción de la justicia, la solidaridad, la defensa del bien común. Junto al testimonio personal, el compromiso público de los cristianos debe suponer también la puesta en marcha de todo tipo de propuestas acordes con el carácter curativo, fraternal y compasivo del Evangelio. Y, para ello, necesitaremos el discernimiento con otros hermanos en la fe para decidir dónde, cómo y con qué estilo comprometernos.

Nada nuevo y todo necesario. Estaba ya en el Evangelio. Lo tenemos, aunque tal vez disperso, o puede que poco aprovechado, en las parroquias y los movimientos apostólicos, asociaciones y comunidades laicales. Es hora de aprovecharlo, fortalecerlo y, con la ayuda del Espíritu, sentirnos aunados en la misma misión. Para volver a intentarlo, se celebrará en Albacete, el 30 de noviembre, en el Encuentro Diocesano de Laicos. Aquellos que deseen comer en la Casa de Ejercicios tienen que inscribirse llamando al teléfono 679 492 988.