16 de octubre de 2013
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“La vida de la misión está aquí, en medio de nosotros. Somos misioneros y también tierra de misión”, aseguró ayer el pregonero del DOMUND 2013 en Albacete, Diego Fernando Herrera Urrea, que es vicario parroquial de San Juan Bautista, Iglesia Catedral de la Diócesis, y que de Colombia vino a Albacete hace unos tres años, trayéndonos el testimonio de la fe en Jesús: la Buena Noticia de creer en el Dios de Jesús y el inmenso bien que nos hace, que sale al encuentro de cada uno, ayuda a las personas y nos ayuda a conocernos.
“¡Cuántas personas tienen necesidad de Dios o de reencontrarse con el Señor aquí en Albacete! Hay muchas” señaló, precisando que la tarea del misionero de anunciar a Cristo, que corresponde a cada bautizado, es ir a redescubrir cómo vive Él en la gente, en aquellos que viven juntos, en el día a día. “Porque el Señor ya está ahí: es ir a redescubrirlo, y también en aquellos que aunque hayan abandonado la fe o la comunión con la Iglesia Católica, de alguna manera, conocen al Señor”.
Diego Fernando subrayó la centralidad de la Palabra de Dios en la vida del cristiano y de cada comunidad, y por tanto, en la misión de anunciar a Jesús. “Si la Palabra de Dios no va por delante, todo se traduce en otra cosa menos en la misión”, recordando el lema del DOMUND de este año: Fe + Caridad = Misión, y que “discípulo es aquel que está para el Señor. La Iglesia, como nos ha dicho el Papa, no es una ONG. Esto es por fe”.
En cuanto a cómo podemos ser misioneros, Diego Fernando afirmó que el DOMUND “es una labor hacia afuera, por tanto, la misión que hagamos hacia afuera ha de ser reflejo de lo que vivimos adentro, en nosotros mismos. Esto no es solamente comprometernos con un dinero en el día del DOMUND. No es eso, aunque sí que se necesita, para que el mensaje de Jesús llegue a más gente. La cuestión es sentirnos misioneros nosotros también, es decir, soy misionero porque yo me esfuerzo en comunicar a los que tengo a mi lado la alegría que estoy experimentando de tener al Señor conmigo, y yo quiero que otros lo experimenten igual que yo”.
La manera de ser misioneros es viviendo al Señor, para que los demás puedan redescubrir su presencia en su vida cotidiana. Es vivir y transmitir este mensaje de alegría, de que nos sentimos acompañados siempre de Jesús, comentó Diego Fernando.
Arriesgarse y no vivir de la misma manera de siempre
“Sentirnos acompañados y acompañar al otro. Que en la familia haya unidad, gracia, que haya contacto, comunicación. Que los padres sean capaces de orientar a sus hijos, de acercarlos a Dios, que seamos capaces de comunicarnos”, así somos misioneros, insistió, al tiempo que nos invitó a que nos arriesguemos, que nos atrevamos a ser DOMUND, a dar una palabra de aliento, de comunicar, compartir.
“Aquí tenemos mucha técnica, el poder de las tecnologías, estamos llenos de comodidad, vivimos con muchas facilidades, y nos da miedo romper el molde: vivimos de la misma manera de siempre, como toda la vida lo hemos hecho así, pues seguimos con lo mismo. No. Hay que salir afuera y hacer las cosas de otra manera”.
En otras tierras -explicó Diego Fernando-, hay que dar primero de comer a la gente, y mientras va comiendo, vamos hablándoles del mensaje de Jesús. Y aquí, en Albacete, nosotros también estamos hambrientos, pero de que nos escuchen, de que seamos escuchados, porque tenemos necesidad, porque hay crisis… y hemos de preguntarnos ¿somos capaces de responder a esta necesidad? ¿El otro me importa? Porque si no me importa el otro, no somos cristianos”.
Y para la misión, el misionero no se vale de sus propias fuerzas, “pues entonces nos equivocamos y no podemos continuar. La fuerza nos viene del Señor, señaló, destacando la necesidad y el poder de la oración, personal y de toda la Iglesia. “Si vivimos la fe en una barquita, solo con nuestros remos, nos cansaremos. Esta barca, que vemos en el logotipo del Año de la Fe, tiene una vela que, el que la ve de lejos, la ve abierta, desplegada, y con ella podemos llegar mucho más allá que con nuestras propias fuerzas”, indicó Diego Fernando, mientras hacía oración para que, esta experiencia del DOMUND, el Señor la haga muy grande.