20 de septiembre de 2009
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Peñas de San Pedro despide esta tarde a las siete en la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Esperanza a la Comunidad de las Hijas de la Caridad del pueblo. Las Hermanas de Peñas cierran la casa por falta de vocaciones. Desde la fundación de la Casa en 1923 las Hermanas han sido queridas, respetadas y amadas por todos y siguen siendo a fecha de hoy una comunidad referente. Ellas llevan durante todo este tiempo propagando el cariño de la Milagrosa, la devoción a María y la ayuda a los más pobres al estilo de San Vicente y Santa Luisa.
Ellas han enseñado a leer a tanta gente, a valerse por sí mismas, han cuidado de los hijos en el colegio y en la guardería, han dado de comer al hambriento, velado a los muertos, rezado por todos. Las Hermanas de Peñas son referente de opción por los pobres en la comarca del Sahúco, una de las más pobres de la provincia: visitan a los enfermos en casa y hospitales, acompañan en el duelo, visitan a las personas solas, acompañan la acción catequética, litúrgica, pastoral y caritativa en la parroquia y aldeas, acompañan y sostienen al cura. Son presencia del Reino en las calles del pueblo.
Las Hermanas se marchan de Peñas de San Pedro. Para el pueblo parece un mal sueño, una broma pesada y de mal gusto. Pero es la realidad. Se van porque no hay relevo, porque la crisis de vocaciones ha llegado a Peñas y les ha tocado de pleno. El pueblo llora, y llora mucho y con sentimiento. Impresionante y emocionante ver llorar a la gente cuando plasmaban su firma en contra de la marcha de las Hermanas. El pueblo las respeta y las quiere.
Las Hermanas han dado todo. No hay reproche en sus corazones, el interior rebosa agradecimiento. Ellas han entregado toda su vida por Cristo y los pobres. Se han hecho uno con el pueblo y hasta una de las Hermanas, Sor Inés, comparte el campo santo de Peñas pues murió en el pueblo y fue enterrada en el cementerio de la localidad. Peñas no les puede pedir más. Su presencia y su trabajo en el pueblo ha sido siempre constante. Los peñeros no desean que se vayan, las quieren junto a ellos.
Sor Irene, Sor Pilar, Sor Encarna y Sor Dolores se marchan y no hay relevo. Ellas, conocidas como las Hermanas de Peñas, nos dicen adiós. Se marchan con un sueño, con un deseo, con una petición al Santo Cristo del Sahúco y a la Milagrosa del Castillo: ¡qué surjan vocaciones del pueblo! Jóvenes, muchachas y muchachos, dispuestos a dar la vida por Cristo, a entregarse a los pobres, a enseñar al que no sabe, visitar y sanar al enfermo, acompañar al solo, vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, acoger a los sin techos, dar alegría a los tristes,…
Ellas han sembrado, ahora toca que el fruto madure. Peñas siempre será vicenciano. Siempre será mariano. Siempre agradecido a las Hijas de la Caridad, a las Hermanas de Peñas. Siempre: ¡Gracias!
LAS HIJAS DE LA CARIDAD
Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, fundadas en París en 1633, es una Sociedad de Vida Apostólica en comunidad. No son religiosas; viven su entrega a Dios sirviéndole en los más pobres. Su fin es estar al lado de los desheredados de la sociedad, compartir su vida, colaborando en su promoción integral.
El centro de sus vidas es Cristo, que las llama y anima a continuar su obra, siendo instrumento de la ternura de Dios, para que, los injustamente pobres, sientan el amor que Él les tiene y en ellos descubran y amen a Cristo. Viven en comunidad, en la que comparten la Fe, la Vida y rehacen sus fuerzas para la Misión. También asumen los Consejos Evangélicos por votos no religiosos, que cada año renuevan y así están disponibles para el fin de la Compañía: el Servicio de Cristo en la persona de sus hermanos los pobres desde la sencillez, la humildad y la caridad.
En Albacete mantienen los colegios de María Inmaculada en la ciudad y San Rafael en Hellín, la residencia de ancianos en Montealegre del Castillo y en el barrio las Seiscientas la Obra Social “Margarita Naseau”