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18 de junio de 2011

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En la mañana de hoy en la Santa Iglesia Catedral, el Obispo de Albacete ordenó presbítero a Pedro José González.

Pedro José es un joven  de Albacete que procede de la parroquia del Sagrado Corazón. Los estudios eclesiásticos los ha cursado en el Seminario de Orihuela-Alicante y durante este año ha desarrollado su labor pastoral en las parroquias de La Roda. Hoy celebrará a las 8 de la tarde una Eucaristía de Acción de Gracias por su ordenación en la parroquia del Sagrado Corazón. Y el jueves, día 23, a las 20.30 h., en la parroquia de El Salvador de La Roda.

– ¿Qué siente uno ante un acontecimiento así?
A unos días de la Ordenación de sacerdote, salen a la luz muchos sentimientos y recuerdos. Inmediatamente viene a mi mente la palabra Gracias, porque todo lo que he vivido durante estos años de preparación ha sido un regalo de Dios a mi vida y a los que viven cerca de mí. He podido crecer como persona y creyente, he conocido a gente muy buena de la que uno aprende (incluso pensando de antemano que tú venías a enseñarle…).

– En relación con Jesucristo… ¿qué?
– He podido conocer más a Jesucristo y ver cómo es el Dueño de la historia, también de la uno; de tal manera que, se hace necesario aprender a dejar en Sus Manos la propia vida, para vivirla realmente en su plenitud. Así, he podido experimentar aquello que dice el Salmo: “si el Señor no construye la ciudad/ en vano se cansan los albañiles,…”. Esta experiencia es una invitación a todos, no sólo a los sacerdotes. Sin embargo, es una llamada que se hace más fuerte a los que descubrimos esta invitación. Una invitación a morar con Él para que toda nuestra vida se oriente a estar cerca de Él, como los discípulos… dejarlo todo y seguirlo.

Esto no nos convierte en mejores que nadie. El ejemplo de los Apóstoles es bastante clarificador, porque en ese grupo había de todo y cada uno entendía a Jesús de una forma distinta. Jesús fue enseñándoles quién era y el significado de la palabra servicio al estilo de Dios: dando la propia vida hasta la última gota de su sangre. Los Apóstoles, guiados por Dios, lo comprendieron y siguieron la senda que siguió Jesús al subirse a la Cruz, por puro amor…

– Parece una misión imposible
– Ciertamente, si lo intentamos sólo con nuestras propias fuerzas es imposible. Todos somos conscientes de nuestras limitaciones y, a veces parece que son insalvables. Lo que pasa es que el protagonista no somos nosotros. El protagonista es Jesucristo, y aquí está la clave. Dios no pretende que seamos capaces de hacer cosas que superan nuestra capacidad, eso nos llevaría a pensar que somos como una especie de héroes. Dios quiere que lo que tenemos, lo que somos, lo dejemos en sus manos… Entonces Él realiza el milagro. Él tiene la iniciativa… lo imposible se hace posible.

– Si tuvieras que resumir en tres palabras todo lo que has vivido en estos años… ¿cuáles serían?
La primera de ellas ya la he dicho: GRACIAS. Porque ha sido un regalo que no te esperas y cada vez que lo voy conociendo, me doy cuenta de lo hermoso que es. Por eso: Gracias, Dios mío.
La segunda es PERDÓN a Dios y a los demás porque no doy la talla. No se trata de un “perdón” oscuro, ya que ante la maravilla de Dios uno se ve como es, porque la luz de Dios lo envuelve todo. Entonces se descubre el valor de la Misericordia de Dios, que se pone a nuestra altura y nos eleva hacia la suya, porque necesitamos de Él.
Y la tercera es AYÚDAME. Es una petición que se dirige a Dios y a los demás. Porque el camino no se hace en solitario y hacen falta manos para ayudarnos unos a otros. Jesucristo quiere que le ayudemos para dar a conocer la respuesta a la gran necesidad de que tenemos en este mundo: su misma presencia salvadora en la vida de cada uno de nosotros. ¿Y tú…? ¿Te animas?

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