6 de abril de 2008

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Hoy vamos a conocer a un misionero de nuestra tierra que anda por tierras ecuatorianas. Pedro Jesús Arenas Toboso tiene 34 años, es religioso y sacerdote de la congregación de los Sacerdotes del Corazón de Jesús (PP. Reparadores). Es de Barrax y lleva cinco años en la costa del Pacífico ecuatoriana.

– Por las noticias nos hemos enterado de las últimas inundaciones en Ecuador ¿Cómo está la situación en la zona donde tu comunidad desarrolla su misión?
– Nosotros estamos en la provincia de Manabí, en la desembocadura del río Chone, llevamos dos parroquias de unos 35.000 habitantes entre las dos en un área de unos 45 kilómetros.

En la actualidad la situación es preocupante porque la temporada de lluvias que suele ser de enero a marzo, este año está siendo muy intensa y está provocando que muchas zonas campesinas se queden incomunicadas y que aparezcan brotes importantes de enfermedades como el dengue o el paludismo. Además las cosechas se están viendo seriamente dañadas, todo lo cual lleva a un mayor riesgo en temas de salud y mayor empobrecimiento de las familias, si cabe.

Nuestro templo parroquial se ha visto seriamente dañado y otras pequeñas infraestructuras de servicio comunitario como casas de salud rural, bodega comunitaria y bodega de insumos también han sufrido las consecuencias de las inundaciones.

Otro sector importante de nuestra zona es la pesca artesanal que también está siendo afectado por estas fuertes lluvias.

– ¿Cuáles son las líneas más importantes en vuestro trabajo pastoral? – Este año, en la parroquia “Sagrado Corazón de Jesús” nos hemos marcado tres líneas principales: familia, misión y formación. En nuestra parroquia estamos convencidos que el mensaje del Dios de Jesucristo es Buena Noticia para las familias de nuestra parroquia, es vida nueva en situaciones tan complicadas como el machismo existente, la desestructuración familiar, el alcoholismo, la falta de trabajo, las malas condiciones de higiene y habitabilidad de la mayoría de las viviendas entre otras cosas.

También confiamos que la formación de los agentes de pastoral es fundamental para conseguir que cada cristiano descubra esa vida nueva que nos da Dios. Este año estamos trabajando para formar a los agentes de los diversos grupos parroquiales como catequesis familiar, pastoral de la salud, pastoral social, etc. Así queremos que todos encuentren su propio camino para la realización de su vocación bautismal.

– ¿Qué actividad social tiene vuestra parroquia?
– La pastoral social parroquial lleva a cabo diversos proyectos en el campo de la salud, la educación y la promoción humana. Tenemos cuatro jardines infantiles parroquiales, una red de botiquines comunitarios, la formación de promotores comunitarios de salud, un pequeño centro médico, un sistema de minicréditos de producción campesina, una red de bodegas comunitarias, etc.

Todos estos proyectos se basan en la organización comunitaria y en la Palabra de Dios como fuente de liberación e inspiración humana hacia un nuevo orden social. Tenemos varios proyectos en los que estamos poniendo mucho más empeño últimamente. Uno de ellos es el trabajo en todo lo referido a la problemática del VIH-SIDA que allá está siendo cada vez más preocupante. Sobretodo en el acompañamiento a las personas que viven con esta enfermedad. Otra realidad social a la que nos estamos acercando últimamente es la de la discapacidad tanto física como psíquica que está muy presente en nuestra zona.

También tenemos una escuela de artesanías que elaboramos de forma comunitaria e integradora para las personas con VIH-SIDA. Las vendemos acá en España. Realizamos labores en tagua, coco, y también en papel reciclado. Hemos visto que tienen gran aceptación las tarjetas de invitación a matrimonio realizadas en papel reciclado.

– ¿Qué respuesta encuentras cuando vienes a España?
– La verdad es que no solamente no me puedo quejar sino que tengo que estar muy agradecido porque la respuesta no puede ser mejor. La gente de mi pueblo y otra mucha gente de Albacete me hace sentirme cada vez más orgulloso de ser manchego y es algo que llevo bien alto, pues siempre que vengo encuentro gran acogida e interés por la situación que vivimos allá y mucha ayuda en todos los sentidos para nuestros proyectos evangelizadores.

La diócesis, a través de su delegación de misiones, también la sentimos muy cerca de nosotros. Tenemos que agradecer las muestras de cariño, colaboración y, sobretodo, el sostenimiento a través de la oración de tanta gente buena.

Todos estamos llamados a la misión de anunciar a Cristo como Vida y Luz para tantos caídos en las cunetas de la historia. Desde acá y desde allá podemos ser misioneros