25 de abril de 2010
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Los pasados días 26, 27 y 28 de Abril en el paraje conocido como Singapore, a orillas del lago y cerca de San Benito, transcurrió el encuentro formativo para agentes de pastoral del vicariato acompañados de la mano de Pedro Jaramillo -conocido de muchos aquí y allá-. El mundo es un pañuelo e igual que en pasadas ocasiones hubo oportunidad de escuchar en la diócesis de Albacete al ciudadrealeaño ahora la casualidad regalaba este nuevo encuentro en tierras peteneras.
La formación de las jornadas giró en torno a la Misión Continental, es decir Aparecida, V conferencia general del episcopado latinoamericano y del Caribe celebrada a los pies del famoso santuario mariano brasileño. Es obligado decir por si alguien no lo sabe que nuestro paisano manchego se ha especializado en este tema de una forma singular, en poco tiempo ya ha escrito varios libros al respecto. Aparecida no es una mega-acción continental sino una revitalización eclesial del impulso misionero.
En la motivación del primer día para que se entendiera este concepto de iglesia «extrovertida» que debe y quiere preocuparse por los de «fuera» el padre Jaramillo jugaba con el simil de la parábola de la oveja perdida invirtiendo los términos, se han perdido noventa y nueve y seguimos preocupados por la única que queda dentro. Algunos de los aspectos que propone la Misión Continental ya se viven en Petén pero los trabajos por parroquias y zonas pastorales acentuaban de paso algunas debilidades.
El trabajo no sólo ha sido teórico, ejemplo de ello fue el tiempo prestado a la votación de una nueva comisión de «Misión», tema transversal desde el que se quiere coordinar y animar mejor autenticos procesos evangélicos. Los tiempos dedicados a los trabajos por grupos fueron generosos. Y por la noches, también -como no- mas reuniones, esta vez de comisiones -hasta altas horas-, los encuentros, por la distancia en Petén, son siempre un tesoro que hay que aprovechar al máximo y todo el mundo ya viene mentalizado para ello; hay una formación mensual los primeros miércoles de mes y este tipo de encuentros más intensivos se repiten más o menos de forma trimestral. Ya lo decía el ponente: a menor formación menor participación, un laicado formado es un laicado que antes o después acaba comprometiendose.