13 de abril de 2009

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Miguel, un joven de 34 años de los que diez ha estado en lo que él llama ´el infierno´… en prisión, por delitos que cometió a consecuencia del consumo de drogas, nos cuenta emocionado que su caso es una resurrección. Dios se ha valido de muchas personas para que él resucite y celebre también la Resurrección del Señor.

                                    CÓMO ENTRÉ EN LA DROGA
Entré en la droga a pasitos pequeños, pienso que por mi inseguridad, por miedo a hacer frente a las cosas, a los problemas, o por no saber afrontarlos… en principio, me echo la culpa a mí mismo, no a nadie. Me engañaba a mí mismo haciéndome un mundo aparte de los demás: ése es el mundo de la droga, en el que no tenía problemas, al menos visibles.

Con la familia supuso vivir otro infierno, porque sufren todos a tu alrededor… no ves tu culpa… es muy duro, muy duro; peor que la muerte…

Yo empecé por todas esas inseguridades, pero fue también aceptar crear mi mundo en el que yo con la droga ´me sentía bien´ me evadía.

Me consumía a mí mismo: La primera sustancia que tomé fueron los porros. Y de ahí, pasas al paso siguiente, y al otro, y cuando te quieres dar cuenta es que no hay pasos que dar… porque no hay nada ya.

                               CUÁNDO VÍ MI POZO Y EMPECÉ A SALIR
Lo peor de la prisión era yo mismo. La prisión de Villena donde estuve tiene verjas, mallas… pero la prisión de mi yo era peor que la de rejas; mi propia prisión tenía mucho dolor, mucha rabia, impotencia, inseguridad… muchos conflictos.

Me costó muchísimo, pedir ayuda y muchos años de dolor, de sufrimiento. Quiero dar a gracias a Dios que puso en mi camino personas que me ayudaron, que se ofrecieron y a los que al principio puse mucha resistencia, muchos enfados y disgustos… que al final son felicidad, risas y agradecimiento. Quiero citar a Don Samuel, el subdirector de la prisión de Villena, un hombre estupendo, y también un equipo de personas que todo lo que hacían es sin interés, porque querían hacer el bien, porque les gustaba, y eso me hizo ver a mí muchas cosas.

En la droga, cuando ves que no hay nada ya, puedes dar pasos para atrás… que son para adelante, para subir, cuando has tocado fondo. Esto siempre lo he visto como un pozo… hasta que consigues tener ganas de vivir, de hacer cosas, de tener metas… El fondo de todo esto es darte cuenta por ti mismo. Creo que la persona que más me ha ayudado he sido yo. Podría decir que la prisión me ha salvado, porque allí he encontrado lo que no había sido capaz de encontrar fuera, que era al principal, a mí mismo. En la calle nunca me habría encontrado.

Fue cuando después de siete años, salí de permiso y al volver a la prisión…me pillaron un cuchillo que yo no metí en el macuto… que aunque no fuera… ya es que parece que en el mundo de la droga te persigue la mala suerte o lo que sea. Estuve 22 horas encerrado y 2 horas de patio y allí fue donde ví mi pozo. En aquel momento Dios me hizo ver el fondo de mi miseria, de mi pozo. Allí comenzó mi ´resurrección´

Empecé con la terapia en la prisión. Era de hablar mucho de uno mismo, de crear hábitos, recuperar valores que había perdido: El principal valor que había perdido era AMAR; amar a los demás y, sobre todo, quererse a uno mismo.

                                    CONSEJOS A LOS JÓVENES
Yo le diría a los chavales que están creando su mundo con las drogas, que afronten sus problemas aunque sean duros. es la realidad… y todo viene y al final todo se arregla.

Y a los jóvenes que empiezan con los ´porretes´ y con el alcohol, que tengan mucho cuidado: No saben dónde se están metiendo. Eso no les va hacer falta para vivir o para ser feliz. Se están equivocando completamente. Primero, hay que creerse que tú no controlas nada, y para salir, hay muchas personas y lugares, gracias a Dios, que te pueden ayudar. Que pidan ayuda y se quieran así mismos, porque si no, no hay nada que hacer.