19 de junio de 2010
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]A[/fusion_dropcap]unque acá en Guatemala es algo natural no viene mal la aclaración ¿Por qué hablar de pastoral de la mujer y no de pastoral del hombre? Porque la mujer vive de una manera mas especial la exclusión y la injusticia en esta tierra. Diversas cargas encorvan hoy con su peso a la mujer en Guatemala, una discriminación con diferentes apellidos pero siempre con un mismo rostro, el femenino:
Discriminación laboral
Ser mujer en Guatemala supone hacer frente a numerosas dificultades; hay muchas mujeres solas que están a cargo de sus hijos y la discriminación es un factor más en contra de ellas. Debido a la falta de dinero, existen problemas para mandar a estos hijos a la escuela dado que en el país es muy cara. Incluso las escuelas públicas son caras y las familias tienen como promedio cinco hijos. El salario es diferente. Asimismo, la diferencia salarial entre hombres y mujeres «es una realidad». Por el mismo trabajo, las mujeres perciben 50 quetzales, por encima del salario mínimo, mientras que los hombres perciben 150 quetzales. El trabajo que hacen es el mismo pero no el salario.
Discriminación racial
La mayor parte de las mujeres indígenas tienen grandes dificultades para acceder a la educación y existe un alto porcentaje de analfabetismo. En muchos casos no existe lo que llamaríamos un trabajo formal, dependen del compañero o esposo y por eso en muchas ocasiones padecen diferentes situaciones de violencia y falta de independencia.
Discriminación política
Aunque la constitución de 1945 concedió a la mujer guatemalteca la carta de “ciudadanía” accediendo al derecho de sufragio y aún sabiendo todos que la democratización del país también fue un logro de las mujeres, la presencia todavía de estas en los espacios públicos es pobre. Y aunque en 1956 aparece la primera diputada en el congreso de la República lo cierto es que ahorita hoy en día Guatemala junto con Paraguay, Honduras y Brasil es el país americano con los índices más bajos de mujeres en el parlamento.
Violencia de género
En Guatemala, cerca de dos mil mujeres fueron asesinadas en los últimos cinco años. Las mayores víctimas tienen entre 12 y 25 años y viven en las regiones más pobres del país. Los métodos varían desde la utilización de armas de fuego, e incluyen torturas, violación y posterior asesinato. Junto al incremento de estos crímenes existe también un aumento de amenazas y hostigamiento hacia las distintas organizaciones que asumen la denuncia pública de las masacres.
La violencia contra la mujer, tal como se manifiesta en estos casos, no sólo constituye una forma de discriminación sino que comporta violaciones al derecho a la vida, a la integridad física, libertad, seguridad y protección judicial consagrados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, entre otras. Estas normas internacionales reafirman la obligación del Estado de esclarecer la verdad, hacer justicia y proporcionar reparación a las víctimas, aun cuando sus derechos han sido violados por particulares.
La foto que adjuntamos es de un encuentro hoy de la pastoral de la mujer en La Trinidad.
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