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16 de septiembre de 2011

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El siete de septiembre tuvo lugar en la Casa Sacerdotal, con la presencia del Sr. Obispo, vicario general, vicarios de zona y los delegados de las diferentes áreas de pastoral, la presentación de las programaciones que se han elaborado para los próximos años en los diversos campos, como catequesis, liturgia, caritas, familia, juventud…y así hasta doce más. Estas programaciones tienen como objetivo poner en marcha el nuevo Plan diocesano de pastoral que lleva como nombre “Nos renovamos para evangelizar”. Una vez aprobado este plan y las diversas programaciones, se pondrán en manos de todas las parroquias para que sirva como guía en el quehacer pastoral durante los próximos cinco años. 

Este plan fue elaborado por un equipo de responsables. Una vez terminado el anterior, se hizo una exhaustiva evaluación en todas las parroquias y delegaciones de los anteriores logros, y dadas las circunstancias cambiantes de nuestra sociedad, ver lo que podíamos retener del pasado y buscar, a la vez, caminos nuevos. Fue “vox populi” que dado lo complejo de nuestro mundo de hoy, no tenemos más remedio que cambiar muchas cosas para poder evangelizar. De ahí el nombre del nuevo plan: “Nos renovamos para evangelizar”.

En el primer bloque del nuevo Plan, se parte de una mirada del mundo en que vivimos. Con la ayuda de los últimos Papas y los documentos que nos invitan a la nueva evangelización, el plan describe un poco cómo es la situación de la sociedad, de la sociedad de Albacete, en que vivimos. Unas palabras del Benedicto en el mensaje a JMJ lo dice todo: “Cuando se constata una especie de “eclipse de Dios”, una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida…”. 

Vista esta situación, se hace el Plan esta gran pregunta: “¿Qué nos pide el Señor ante todo esto?”. La respuesta no puede ser otra que una actitud de conversión y cambio. Una actitud que se concreta en un deseo constante de formación, en tener una intensa vida de oración, vivir con hondura los sacramentos de la Eucaristía y la reconciliación y tener un gran un compromiso con la justicia social, para vivir nuestra caridad en la verdad. A continuación viene otra pegunta: ¿A quiénes se pide esto?: A todos, a los sacerdotes, consagrados, laicos, parroquias. Todos nos sentimos concernidos y todos estamos llamados a esta conversión.

Viene el segundo bloque: “para evangelizar”. Y en el plan se van concretando  los diferentes campos a los que hay que llevar el evangelio. Tales son los alejados, el mundo de los niños y jóvenes, la familia, la cultura…

Ahora de lo que se trata es coger este Plan Diocesano y ponerlo en las manos de todos, delegaciones, parroquias, movimientos, para hacerlo operativo, e irlo poniendo en práctica. Este fue el sentido, y a ello quieren llevar las programaciones presentadas el miércoles pasado.

Las programaciones recogen todas las preocupaciones pastorales más vivas de nuestro hoy. Naturalmente es difícil resumir todo lo que se dijo a lo largo de cuatro horas de trabajo. Pero si quedan en el aire las sugerencias, anhelos, ideas, deseos, que se reflejaban en cada programación.

He aquí algunas de ellas. ¿Qué hacer para que nuestras celebraciones litúrgicas sean más participativas, no se conviertan en meros actos sociales matando todo su espíritu? ¿Qué hacer para que ninguna comunidad se quede sin su celebración dominical y la Eucaristía recobre la centralidad de la vida cristiana en nuestras parroquias?

¿Qué hacer con los niños, para que la catequesis de su fruto? ¿Cómo implicar a los padres, que éstos se sientan los primeros responsables de su formación, que los niños se sientan acompañados por sus  padres? Y en el campo de los Jóvenes: ¿Qué hacer para que se confirmen y no se alejen de la Iglesia, que tengan un acompañamiento en los avatares de su vida? Se vio cómo la JMJ ha hecho mucho bien a los jóvenes que han asistido y cómo ellos pueden ayudar a otros jóvenes a entrar en esta dinámica cristiana. ¿Cómo trabajar el mundo de la familia, la preparación al matrimonio? ¿Cómo dar una verdadera educación afectivo-sexual a los niños? ¿Cómo educar en el respeto a la vida, a toda vida? Un montón de preguntas que quieren ir buscando soluciones a los largo de estos años, con el fin de evangelizar el mundo que nos toca vivir.

El Sr. Obispo con unas palabras entrañables nos animó a todos a tener confianza, empezar el plan con nuevos bríos, no tener miedo a los cansancios, ni siquiera a los fracasos, pues el Señor da alas a aquello que se confían en Él. Hay que sembrar, sembrar para poder tener cosecha, acabó diciéndonos.