26 de octubre de 2014
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Estos días se está presentando en nuestra diócesis el nuevo Catecismo de la Conferencia Episcopal Española (CEE) «Testigos del Señor”, segundo catecismo para la iniciación cristiana, dirigido a los niños y adolescentes de entre 10 y 14 años de edad. Su objetivo es ser un instrumento que dé continuidad a la catequesis después de la Primera Comunión; que se utilice en la preparación del sacramento de la Confirmación y que, de esta manera, ayude a profundizar en la fe.
“Testigos del Señor” es continuación y ampliación de “Jesús es el Señor” (2008), el catecismo para los niños de entre 6 y 10 años. A estos dos se une “Los primeros pasos en la fe” (2006), orientado a despertar la fe en la familia y en la parroquia y cuyos destinatarios son niños menores de 6 años.
Los tres forman el conjunto de textos para la catequesis de iniciación cristiana de niños y adolescentes, que es un aprendizaje de toda la vida cristiana inseparable de los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.
Con la publicación de “Testigos del Señor” se completa la renovación de los catecismos de la CEE según las enseñanzas del catecismo de la Iglesia Católica (1992) y las necesidades actuales en el campo de la evangelización y de la catequesis.
El director del Secretariado de la Subcomisión Episcopal de Catequesis, Juan Luis Martín Barrios, vino a Albacete a la convivencia sacerdotal de principios de curso, para presentar el nuevo catecismo, que está acompañado de una guía para los catequistas, en cuya elaboración ha participado José Antonio Pérez, delegado de Catequesis de la Diócesis de Albacete.
Juan Luis Martín Barrios nos explica que “Testigos del Señor” está estructurado en torno al Misterio de Cristo, muerto y resucitado por nuestra salvación, que celebramos como verdadera memoria en la Vigilia Pascual, en la mañana de Resurrección.
Tiene cincuenta temas, distribuidos en cinco partes: Jesucristo es la Luz, recordando la liturgia del lucernario, la puerta de la Iglesia la noche del Sábado Santo; Jesucristo es la Palabra, que muestra las maravillas de Dios en el Antiguo Testamento: la Creación, la promesa, el éxodo, los profetas; Jesucristo es la Verdad, que es la bisagra de todo el catecismo, la parte central, porque es la lectura del Nuevo Testamento: Jesucristo ha resucitado y acompaña la vida de las primeras comunidades cristianas. La cuarta parte, Jesucristo es la Vida, que responde a la liturgia bautismal, las promesas de renovación de la fe, el agua bendita; y la cuarta parte, Jesucristo es el Camino, sobre la liturgia eucarística y el envío: Sed testigos.
El catecismo se completa con unas páginas que recogen las principales fórmulas de fe, que responden a ciento sesenta y dos preguntas, y que sirven de resumen y para ayudar a los niños y a los adolescentes a dar respuesta de su fe. También un Oracional, con veintinueve oraciones que se han ido transmitiendo de generación en generación y que los cristianos seguimos rezando hoy, recogidas para custodiar la fe y que nada se pierda.
Un color simbólico para cada parte
En color naranja está la primera parte, Jesucristo es la Luz, en la que se anuncia quién es Dios y quiénes somos cada uno de nosotros. Jesucristo es la Palabra, en color verde, que significa que cada creyente o quien busca hacerse cristiano siempre sale esperanzado de la Palabra de Dios. Jesucristo es la Verdad, en color morado, que simboliza el sentido del esfuerzo por llegar a una meta –Adviento, para llegar a Navidad; Cuaresma, para llegar a Pascua; los fieles difuntos, para llegar a la vida eterna. Es el esfuerzo para adentrarnos en el Misterio de Cristo, en el encuentro con Él. Jesucristo es la Vida, tiene el color azul del agua del Bautismo; finalmente, Jesucristo es el Camino, en rojo, que es el color del Espíritu, que impulsa y ayuda a vivir a los cristianos, la Iglesia en la misión.
El catecismo incluye bellas imágenes que representan a todas las provincias eclesiásticas de España, de escultura, pintura, arquitectura…, que forman parte del contenido porque ayudan a los destinatarios a entrar en la dinámica de la experiencia de un encuentro. También tiene un anexo para celebraciones y entregas del Padrenuestro, el Credo, el mismo Catecismo, o la Sagrada Escritura, para que este acto se haga en la comunidad parroquial, y la propia comunidad sienta que la catequesis es algo suyo, consustancial a sí misma, no de los catequistas, ni de los padres que mandan a sus hijos para un sacramento.
El catequista y el catecismo
Juan Luis Martín Barrios da estas claves a los catequistas, sobre cómo empezar a trabajar con el catecismo. “Primero, les daría un consejo muy bíblico: sin prisa, pero sin pausa. Y les diría: este año, coge el documento de fe que es “Testigos del Señor”. Léelo detenidamente, tú solo. Si es posible, después complétalo con una lectura en tu parroquia, con el grupo de catequistas, el sacerdote, etc. Segundo, rézalo, haz oración, el catecismo también es tuyo y también es para ti. Mételo dentro de ti. Tercero, entráñalo, es decir, hazlo tuyo. Y en esa dinámica tú mismo vas notando cómo el Señor a través de este documento de fe te va animando por dentro y ayudando a contagiar por fuera la alegría de creer. Y luego, dentro de lo que la parroquia, el grupo de catequistas, vaya diseñando, con la ayuda de la guía y algún otro material que se va indicando a lo largo de los temas, favorece el uso del catecismo para transmitir la fe al grupo que se te ha confiado”. |