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13 de febrero de 2009

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]C[/fusion_dropcap]on mucha alegría hemos vivido unas Navidades muy diocesanas con la presencia de nuestro Obispo, Ciriaco Benavente y del Delegado de Misiones, José Joaquín Tárraga. Esperábamos esta visita desde que entró en la Diócesis el nuevo Obispo y más en estas tierras peteneras de Guatemala donde estamos cuatro sacerdotes diocesanos de Albacete: Alfonso Ruescas, Ángel García, Julián Mansilla y Javier Plá.

Ha sido un encuentro de alegría y de compartir mutuo, que es como entendemos la misión. Muchas personas entienden que la actividad misionera solo tiene una dirección que va de los países que envían sacerdotes y ayuda económica hacia los que reciben. Sin embargo los cristianos sabemos que, aunque hay que entregarse desinteresadamente, no hay amor sin reciprocidad y que dando es como se recibe y que por eso la experiencia misionera de una diócesis tiene dos direcciones: lo que mandamos para allá y lo que recibimos. ¿Y qué recibimos? se preguntaran algunos. Con la falta de sacerdotes que hay en España y con la crisis tan grande que tenemos ¿cómo vamos a mandar más sacerdotes o laicos o mandar dinero, cuando hay tanto desempleo que crece por aquí?

Estas preguntas son reflejo de la ignorancia y de ese egoísmo que es la madre de todas las crisis. Todas las personas que nos han visitado han vuelto más fuertes en su fe, en sus deseos de seguir trabajando con ilusión allá donde están y con más sensibilidad acerca de la exclusión y el empobrecimiento en que viven tantas y tantas personas y lo mucho que se derrocha en el llamado primer mundo. El Obispo y todos los que han venido, han visto una Iglesia en Petén que está viva y dinámica en sus comunidades y en una evangelización que integra el anuncio del Evangelio con palabras y obras. Una iglesia que tiene su columna vertebral en Cristo y en los bautizados y bautizadas comprometidos (pocos sacerdotes, algunas religiosas y muchos laicos). Una Iglesia con una pastoral social-cáritas que enfrenta una crisis verdadera en la pobreza extrema, la exclusión y la falta de los más elementales derechos humanos, pero con una organización y una voz profética que le da gran credibilidad en aquella sociedad.

Vivir estas experiencias aquí es llevarse mucho para allá y recibir de estas iglesias más jóvenes la fuerza, la perspectiva desde los pobres y la ilusión para enfrentar la problemática allá donde cada cual vive y trabaja.

Nos alegramos mucho de esta visita y con ellos mandamos a toda la Diócesis y a la Provincia de Albacete un saludo muy cariñoso y unas gracias muy grandes por la generosidad con la que se ha seguido y seguro se seguirá enviando sacerdotes y ayuda para los distintos procesos de dignificación de la vida que aquí se llevan adelante. Ojala sean más sacerdotes, más religiosas, más laicos y laicas los que se animen a vivir una experiencia que seguro los enriquecerá personalmente, enriquecerá a nuestra diócesis, fortalecerá a estas Iglesias y nos hará sentir a todos y todas la verdad de que la fe solo se fortalece dándola.

Recibid todos y un fuerte abrazo y la invitación a visitarnos en Petén, de Alfonso Ruescas, Ángel García, Julián Mansilla y Javier Plá.