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16 de abril de 2015

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“Cristianos por una democracia más participativa”, es el tema de la conferencia que ofreció ayer Antonio Carrascosa Mendienta, sacerdote y consiliario del Consejo Diocesano de Acción Católica, en el Salón de Actos del Obispado de Albacete, en la que defendió que “a todos se nos tiene que quitar de una vez esa idea de la cabeza, de que la política es para los políticos, y que los políticos son una clase política”.

“No -expresó con rotundidad Antonio Carrascosa-, todas las personas hemos de tomar conciencia de que la política –la manera de decidir y de organizarnos en la sociedad, es cosa de todos y que hemos de ejercer nuestro derecho a la ciudadanía. Cada uno hemos de ver la manera de participar, cuáles son los cauces, pero la participación política es algo que nos pide la misma condición humana y por eso nos lo pide también la Iglesia”.

Y la educación de niños y jóvenes sobre democracia y participación política, es fundamental. “A un niño o a un joven hay que decirle que el hecho de que esté en la escuela con 15 años es un logro después de muchísimos siglos de lucha, porque durante siglos han estado trabajando, siendo bien niños. Hay que decirles que el hecho de que tú estés ahí es un regalo, y habrá que enseñarles también a conocer muy bien el valor de la sociedad y de la política en la que vivimos. También es muy importante que asistamos a charlas formativas”.

Se refirió Antonio Carrascosa a la participación, como el tercer elemento corrector de los defectos de la democracia, -junto con el Estado de Derecho y el Estado de Bienestar-, que los ciudadanos hemos de revitalizar, porque nos va en ello nuestro sistema de convivencia y de organización social y política.

“La participación hace que podamos curar y mejorar este sistema, pero desde mediados de los años 80 del siglo XX, nos hemos dormido: todos hemos ido caminando hacia una desmovilización de los movimientos sociales: asociaciones de vecinos, padres, mujeres, la misma militancia política, sindical, etc., en una cultura donde han ido adquiriendo cada vez más valor el individualismo, y el consumo y el ocio, para bien y para mal, de tal manera que en lo político nos hemos quedado prácticamente reducidos al ejercicio del voto”.

Sin embargo, en este panorama asistimos a un despertar en la participación política, -resaltó Antonio Carrascosa-, que ha sido propiciado fundamentalmente por la crisis económica, su extensión y consecuencias como los desahucios, y los casos de corrupción. “Estas realidades han agravado el desencanto hacia lo político y nos ha hecho por fin reaccionar”.

Muy en coherencia con lo que nos pide la Iglesia
El hecho de que hayamos despertado es algo muy positivo y muy en coherencia con lo que siempre nos ha pedido la Iglesia, expresó Antonio Carrascosa, apoyándose en tres documentos de la Iglesia Católica: el Catecismo; la carta apostólica de Pablo VI, Octogesima Adveniens; y el Compendio de la Doctrina social de la Iglesia.

Lo primero que nos dice la doctrina social de la Iglesia, es que “lo más importante en lo político es la sociedad civil, no el poder. “El poder no es lo primero, esta es una cuestión que deberíamos recordarnos todos. Lo importante no es alcanzar el poder sin más, lo importante es dinamizar la sociedad civil, esto yo creo que es el reto que deberíamos tener todos los cristianos en nuestro trabajo por la democracia y en las distintas plataformas sociales, de tipo político, social, sindical, etc., el que haya una armonía y una complementariedad en todo lo social. Esto es un principio que la Iglesia aplica a todo, también en lo económico: lo importante es la persona”.

Asimismo, “la participación no es solamente un derecho, que lo es, para organizar la vida política, sino que es una exigencia para el desarrollo personal. Hace 44 años, ya lo decía Pablo VI y esta es una cuestión esencial.

Todo esto exige una conversión, también en lo político y en lo social. El Catecismo, en el nº 1916, nos habla de este tema: la participación de todos en la promoción del bien común implica, como todo deber ético, una conversión renovada sin cesar de los miembros de la sociedad”.

“Quizás esta conversión esté empezando y quizá haya que leer en clave de conversión al Señor Jesús esta primavera incipiente de participación que estamos viendo por todas partes. En este tema, tan político y tan social se habla también de la conversión”.

Recordó Antonio Carrascosa que “Pablo VI y Juan Pablo II hablaban del amor político, también de la caridad política. “Ciertas expresiones que las tenemos en el ámbito de moral personal como es amor, como es conversión, también hay que aplicarlas en el ámbito de lo social”.