4 de marzo de 2018
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El papa Francisco ha llamado la atención sobre el escaso papel de la mujer en la Iglesia en numerosas ocasiones. La primera vez que se refirió a ello fue en su viaje de regreso de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro en 2013. “Pablo VI escribió algo muy hermoso sobre las mujeres, pero creo que debemos avanzar en la explicitación de este papel y carisma de la mujer en la Iglesia. No se puede entender una Iglesia sin mujeres. Pero mujeres activas en la Iglesia, con su perfil, que vayan adelante. En la Iglesia hay que pensar en la mujer en esta perspectiva de decisiones arriesgadas, pero como mujer. Creo que todavía no hemos hecho una profunda teología de la mujer en la Iglesia. Sólo un poco de esto y de lo otro: lee la lectura, mujeres monaguillo, es la presidenta de Cáritas… Pero hay más. Hay que hacer una profunda Teología de la mujer”, afirmó.
En Albacete son numerosas las mujeres que trabajan y se sienten Iglesia transmitiendo la alegría del Evangelio. Mujeres que son la luz de la fe en numerosas aldeas de nuestra provincia, que mantienen templos y transmiten la fe con sencillez a familiares y niños. Mujeres sin prejuicios y con ganas de comprometerse en la construcción de los valores del Reino de Dios. Mujeres actuales, activas, eficaces, alegres y resolutivas como es el caso de Pepi Valls García catequista y presidenta de Cáritas en La Gineta. Para Pepi “el pertenecer a la Iglesia me da energía para poder afrontar los problemas que se me presentan, tanto a nivel personal como social”. Es el caso también de la Directora de Caritas Diocesana Rosa García que des- empeña esta tarea desde 2015 y comenta que “estar en la Iglesia me ha ayudado a vivir, a ser mejor persona y a crecer para poder dar a los demás”.
El comedor social de la Institución Sagrado Corazón lo coordina Conchi Tomás. Para ella, como para todos los testimonios que hemos recogido, el compromiso nace de ser “parte de la Iglesia, me siento Iglesia y voy descubriendo a los demás como hermanos”. Una tarea que lleva muchas horas y no es individual sino que se desarrolla desde el seno de la familia, “tengo la suerte de contar con la benevolencia de mi marido y mis hijos y hasta dispuestos a echar una mano en lo que pueden” afirma.
Nieves Cabrera es hellinera, comprometida en mil tareas en su parroquia y dentro del equipo diocesano de catequesis. Su auténtica historia de fe comienza en la adolescencia. Desde entonces cada día se ha ido enamorando un poco más de Jesucristo. Y como ocurre con todo el que se enamora, “hay una necesidad de querer saber más sobre el otro, sobre su vida y de cómo ser parte de ella. Me siento afortunada por lo que considero un regalo inmerecido: la fe. Ser parte de la comunidad parroquial me ha enriquecido muchísimo como persona y como creyente. Y sueño que entre todos podemos hacer que ese nuevo cie-lo y esa nueva tierra donde no existe el llanto y el dolor, del que nos habla el apocalipsis, sea una realidad porque creo que de nada sirve lamentarse por los tiempos que corren mientras nos negamos a salir del estado de soporte que nos infunde el estar acomodados en lo que conocemos y «siempre hemos hecho así”.
Mujeres que no tienen miedo al compromiso como Raquel Gabaldón, que es la portavoz de la recién creada delegación de Ayuda a la Iglesia Necesitada en Albacete. Un acontecimiento fuerte en su vida fue la confirmación, “le dije a Dios que quería ser mujer de Iglesia por mí misma y desde entonces he sido catequista, monitora en una asociación juvenil cristiana, voluntaria en Cáritas y en la actualidad despegando como colaboradora de la fundación Iglesia Necesitada… he formado una familia y Él está presente en la educación que le quiero dar a mi hija y en la forma de querer mi matrimonio, a principios de año le pido más opciones de ayudar y nunca me faltan respuestas…”
Elvira Navarro trabaja en el Obispado dentro de la Delegación de Enseñanza y está en el equipo motor de la Acción Católica General. Ama la Iglesia, la necesita. Cree en la fuerza de un laicado renovado y comprometido. Trabaja por ello. Amar la Iglesia “me hace llevar una cruz más: detectar miedos, prejuicios negativos, protagonismos que, hacen tapón a la necesidad de un laicado formado y organizado que pueda actuar con una estrategia apostólica que, permita la transformación de las realidades temporales de acuerdo a los planes de Dios” comenta.
Los jóvenes tampoco pueden faltar en nuestra Iglesia. Ellos son presente y futuro de la Iglesia. Remedios Egido está dentro del equipo de la pastoral juvenil diocesana y sueña con una Iglesia que se parezca cada día más a la que quiso Jesús. Reme, trabaja como maestra en un colegio público y está vinculada a numerosos grupos de fe. Dentro de la Delegación de Jóvenes es la cara visible de su informativo audiovisual “PJAlbaceteTV”. Ella no para de “soñar con una Iglesia que rebose la Alegría de la Resurrección; que se acerque y cuestione a los jóvenes de hoy en día y no tenga miedo a gastarse por y para los pobres”.
María Ángeles Zafrilla, actúa en el Tribunal Eclesiástico como Defensora del Vínculo ad cassum. Ella considera que “es importante que el puesto lo puedan desempeñar hombres y mujeres sin distinción elegidos por su formación y capacidad”. Siempre ha tenido las puertas abiertas y se ha sentido muy bien tratada pues como profesional han confiado plenamente en ella. En los Tribunales Eclesiásticos en general, hay laicos hombres y mujeres que desempeñan los cargos de notario y Defensor del Vinculo, aun- que todavía no hay jueces. Por otra parte, cuando María Ángeles dirige la mirada a su grupo parroquial “echa de menos que haya más hombres comprometidos en grupos de fe”.
El papa Francisco en febrero de 2015 manifestó la “urgencia de ofrecer espacios a la mujer en la vida de la Iglesia” y pidió “una presencia femenina más capilar e incisiva en las comunidades”. El Papa aseguró que “la Iglesia es mujer, es «la» Iglesia, no «el» Iglesia”, y confesó que “me gusta describir la dimensión femenina de la Iglesia como seno acogedor que genera y regenera la vida”.