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7 de febrero de 2019

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]H[/fusion_dropcap]oy, 7 de febrero, ha fallecido José Luis Miranda Alonso, párroco de la Asunción de Albacete. Durante muchos años arcipreste del Arciprestazgo de San Juan (3 de Albacete). Entre otros servicios a la Diócesis, había sido delegado de Pastoral Juvenil y logró poner en marcha una dinámica de coordinación entre los grupos de jóvenes de las parroquias y los movimientos que supuso un apoyo inestimable al trabajo con jóvenes, logrando que las realidades más fuertes sirvieran de estímulo a las más débiles. En su etapa empezaron los encuentros diocesanos de jóvenes bajo el lema de «Cristo Joven».

Otra de sus muchas facetas pastorales fue el acompañamiento espiritual en grupos, con la propuesta de materiales para orar en casa y en las comunidades, como eran sus «Ejercicios Espirituales en la vida cotidiana». Tenía una gran capacidad de trabajo, era muy organizado, constante y abnegado. Prueba de ello eran sus horarios exhaustivos de atención en la parroquia y su producción incesante de materiales para la formación. A pesar de una visión muy realista sobre la dificultad de la hora presente para la evangelización, no se cansó de buscar y organizar iniciativas, como los grupos Alfa, que pudieran servir para lograr la ansiada conexión entre nuestras comunidades y lo que estaba fuera de ellas. Formaba parte de la Comisión para la Misión y siguió analizando y sugiriendo con vistas a que fuéramos una Iglesia en salida.

Hombre de Iglesia y para la Iglesia, vivía de manera muy comprometida la fraternidad sacerdotal y sus felicitaciones llegaban a muchos miembros de nuestro presbiterio diocesano. Creía firmemente en la pastoral de conjunto y trabajó por articular una mejor comunicación y colaboración entre las parroquias a través de su función de Arcipreste.

Y, además, nos consta que no tenía pretensiones ni ínfulas, la humildad había ganado el terreno a cualquier atisbo de personalismo y vanidad.

Junto a los otros compañeros fallecidos recientemente, José Luis enriquece el legado de nuestra Iglesia con su labor bien hecha y su testimonio creyente. En comunión plena ya con la ciudad celeste creemos poder contar, además de su ejemplo, con su oración, ahora visión cara a cara, al Dios uno y trino por la Iglesia que peregrina en Albacete y que da gracias a Dios por la generosa cosecha de fe, entrega y vocación que José Luis acrecienta con su vida cumplida.

Ahora Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz