21 de agosto de 2016
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]T[/fusion_dropcap]odos los indicadores de pobreza y exclusión alertan sobre la urgencia de tratar con especial dedicación el sector de la infancia. Son los menores quienes representan la mejor señal de alerta del riesgo de exclusión de una familia, por eso es necesario pensar en nuevas fórmulas que permitan trabajar con ellos durante el verano, una vez finalizadas las actividades que se desarrollan a lo largo del curso. Teniendo en cuenta esta realidad, Cáritas Diocesana de Albacete, junto a la comunidad Semilla y las parroquias del Arciprestazgo número dos han planteado un año más el III Campo de Trabajo con Infancia, aunque con un carácter diferente al de ediciones anteriores. Se trata de dar continuidad a las actividades que durante todo el año se llevan a cabo desde el Programa de Infancia con los niños y niñas, principales víctimas de las carencias económicas, sociales o educativas que afectan a las familias con las que Cáritas trabaja, pero ofreciendo también a los jóvenes de la ciudad la oportunidad de implicarse en este proyecto y compartir experiencias enfocadas al trabajo con menores.
El Campo de Trabajo se ha desarrollado desde el 18 de julio al 18 de agosto en los dos espacios habituales del Programa de Infancia, en las instalaciones del barrio Carretas y Hermanos Falcó. Un mes muy intenso en el que cerca de 65 menores de 4 a 15 años y procedentes de distintos barrios de la ciudad, han podido disfrutar de un verano diferente en el que no han faltado los juegos, las actividades de ocio y tiempo libre, el deporte, los baños en la piscina… pero donde han tenido también a su disposición un espacio en el que mejorar sus estudios y recibir acompañamiento educativo y este año, como novedad, disfrutar de excursiones en compañía de sus familiares. Alcalá del Júcar, las Lagunas de Ruidera y la Manga del Mar menor han sido los tres destinos elegidos para estas convivencias en las que monitores, educadores, voluntarios, padres, madres y por supuesto, niños y niñas, han disfrutado juntos de una jornada diferente en la que han compartido impresiones e intercambiado experiencias. Durante este mes, los menores han cargado su mochila no solo de energía y alegría, sino también de nuevos hábitos y alternativas de ocio que les permitirán en un futuro ser más autónomos. El Campo de Trabajo se ha llevado a cabo de forma grupal, aunque sin perder de vista la atención individualizada, que se ha realizado en función de las carencias y necesidades de cada menor y se ha dirigido aplicando el refuerzo positivo a las potencialidades de cada uno de ellos. En este tiempo muchos de ellos han descubierto nuevas emociones, han aprendido a gestionarlas, y han conocido a otros menores de la ciudad, estableciendo al tiempo nuevos modelos de referencia.
Para los técnicos del Programa de Infancia ésta ha sido una experiencia muy gratificante a todos los niveles, pues supone una magnífica ocasión para intentar dar respuesta y conocer con más profundidad los problemas sociales de estos niños y niñas y trabajar algunos aspectos que durante el resto del año es más complicado. Además, puesto que los menores proceden de diferentes barrios de la ciudad, para los técnicos del programa este proyecto es clave también a la hora de detectar situaciones en las que poder intervenir en un futuro, a través de un acompañamiento más dilatado en el tiempo.
Pero quieres sobre todo han disfrutado de esta experiencia han sido los voluntarios y voluntarias, cerca de 40 jóvenes que durante este mes, divididos en tres periodos, han participado en un proyecto que les ha acercado a una realidad diferente, y que sobre todo les ha servido para hacer un trabajo personal, profundizar en la vocación cristiana y solidaria y reflexionar sobre las injusticias y las desigualdades presentes en un colectivo tan vulnerable como la niñez y la adolescencia.
Esta experiencia también deja entre los impulsores el reto de continuar apostando por el apoyo educativo a las familias, la necesidad de abordar socialmente la desprotección infantil, y de seguir favoreciendo el empoderamiento de la que será la sociedad del futuro.