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2 de enero de 2011

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El día 8 de diciembre el Papa Benedicto firmó el Mensaje que nos ofrece para la nueva jornada mundial de la paz. Intentaremos hacer un resumen del mismo

Después de desearnos a todos un año nuevo de paz y prosperidad lamenta que el año que ha terminado haya estado tan cargado de sufrimientos y persecuciones en tantos lugares, sobre todo en Irak. Envía a todos los cristianos de estas tierras mártires su más entrañable recuerdo y oraciones.

Agradece a los gobiernos que se esfuerzan por aliviar estos sufrimientos. Y recuerda el Papa que además de esta persecución tan cruel, se da también  n otras partes una oposición sistemática a las creencias religiosas y a sus símbolos. Así pues el Papa quiere compartir con los dirigentes del mundo y con todos los hombres de buena voluntad una reflexión sobre “libertad religiosa que es camino para la  paz”.

El Papa fundamenta el derecho a la libertad religiosa en que todo hombre tiene un derecho sagrado a la vida y también a una vida espiritual. El hombre no es solamente materia, es también espíritu, por tanto deber poder vivir en consecuencia con esta dimensión espiritual para poder ser de verdad lo que ya es.

Una verdadera libertad religiosa debe fundamentarse también, dice, en el respeto recíproco. Una pretendida libertad que sea enemiga de Dios o indiferente termina por negarse a sí misma. Pues todo ser debe tener libertad para buscar su identidad.

Presenta a la familia como el marco privilegiado para educar en esta libertad y en los principios morales emanados de la religión. Habla naturalmente de la familia entendida según el proyecto de Dios “hombre y mujer” tal como lo ha entendido siempre el pensamiento judeo- cristiano.

Esta libertad religiosa pertenece al mejor patrimonio de la humanidad, pues siempre se ha entendido esta libertad como una más de las libertades y derechos fundamentales de la persona humana. El ordenamiento internacional debe seguir protegiendo esta libertad que es indispensable para conseguir el desarrollo integral del hombre.

El Papa habla de la dimensión pública de la religión. Pues la libertad sin relación no se puede entender. La capacidad de relacionarse los seres humanos es un componente esencial de la libertad. No se puede entender, parece decirnos, eso de que tú religioso sí, pero metidito en tu casa o en la sacristía.

Constata cómo la religión ha sido siempre fuerza de libertad y civilización, cuando sabe ser lo que en verdad es. Por tanto hay que evitar todos los instrumentalismos de la religión que llevan tanto a los fundamentalismos como a los laicismos radicales. Aboga el Papa por la laicidad positiva pues los anteriores absolutizan una visión reducida del hombre.

Se debe fomentar todo posible diálogo entre instituciones civiles y religiosas. Esto no tiene que desembocar en relativismos ni en sincretismos, sino intentar vivir cada quien en la verdad y en la búsqueda del bien común. Hace un recuerdo de los 25 años en que el Papa Juan Pablo se reunió en Asís con los líderes religiosos del mundo.        

Tiene un recuerdo al final para todos los cristianos del mundo que tienen que sufrir por serlo y termina diciendo cómo la libertad religiosa permite alimentar la esperanza ante las grandes injusticias y miserias materiales y morales. Que todos los hombres de todos lo pueblos, dice, puedan experimentar pronto “que la libertad religiosa es camino para la paz.”