27 de julio de 2012

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Mari Carmen Gil Abellán, Misionera de Cristo Jesús, de Albacete, está en Bolivia acompañando a los más pobres y pequeños, en una escuela de un barrio periférico de la zona sur de Cochabamba, que ha podido ponerse en marcha gracias a la solidaridad de muchos albaceteños.

 Mari Carmen, cuéntanos cómo es la escuela donde estás en Bolivia.

Es una escuela de Inicial, como se llama allí, de Primaria y Secundaria, que es de nueva creación, empezó el año pasado y lo que llevamos de éste. Es todo un reto, un desafío encaminarla. Sólo tenemos ocho cursos y 263 alumnos que tienen desde cinco hasta nueve años de edad. Cada año tenemos previsto el crecimiento en un curso, con dos paralelos.

 Como misionera, ¿Cómo ves el tema de la educación?

La educación es uno de los pilares fundamentales de un país, como lo es la salud. Es muy importante insistir en mejorar no sólo la formación académica, sino también la de valores humanos, y también en la creación de una comunidad educativa en la que se dé testimonio de que vayamos al unísono los padres de familia y los profesores.

 ¿Cómo son los chavales del colegio?

El colegio está en un barrio periférico de la zona sur de Cochabamba, que es muy reciente, de unos 7 u 8 años de creación; sus habitantes proceden de las zonas más pobres del país, del norte de Potosí, entre otras. Es gente muy sencilla, que ha venido a la ciudad para buscar mejores condiciones de vida, con problemas familiares en muchos casos por la falta de trabajo, y los niños son como en todos los sitios: alegres, revoltosos y en ocasiones manifiestan problemas que viven en casa, de agresividad algunos de ellos, pero como son niños pequeños, son problemas que aún se pueden ir solucionando.

 Es una escuela que comienza y que necesita ayuda, son muchos los esfuerzos que habéis hecho para sacar hacia adelante los cursos.

Así es. Es una escuela de convenio, lo que aquí llamamos concertada, y entonces el Estado se lava un poquito las manos en la dotación de materiales. A nivel de material somos los últimos porque primero atienden a los colegios fiscales, o públicos como se dice aquí. El año pasado no teníamos ni un puro mueble, los niños tenían que llevar su mesa y sus sillas y gracias a la colaboración de la Parroquia de las Peñas, de las Angustias y de una Fundación de San Sebastián pues ya tenemos amuebladas las ocho aulas más otras cosas complementarias, como una sala de profesores y una pequeña biblioteca.

 En tan poco tiempo habéis alcanzado logros muy importantes.

Si. Damos gracias a Dios por tanta ayuda y agradecemos que tanta gente se preocupe tanto por nosotros. No había ni una pizarra. Los papás tuvieron que poner también, comprando materiales para cada clase. No teníamos nada y poquito a poco, ya en un año y medio vamos viendo resultados y que a su vez ayudan a la calidad de la enseñanza, pues no es lo mismo estar con nada que estar cómodo.

 Las tres misioneras de Cristo Jesús de Albacete estáis en Bolivia. ¿Qué labor hacen las otras dos?

Está Belén Sánchez, que es de Almansa, en Yucumo, un pueblito tropical. Ella se ocupa sobre todo de la pastoral en la parroquia, porque el sacerdote va cada quince días, no puede ir con más frecuencia. Y también está María Jesús Torres en otro pueblito, en San Gabriel, también de pastoral, dando catequesis y yendo a los sindicatos, que allí se llama así a las comunidades, a las aldeas.

 Muchas veces notáis la necesidad de que surjan más vocaciones a la misión.

Si, tenemos mucha necesidad de vocaciones y por desgracia, también en Bolivia se nota esta falta, en este mundo tan consumista y global que tenemos. Nosotros ahora mismo no tenemos ni una novicia, y se necesitan vocaciones tanto religiosas como laicas: es muy importante que surjan laicos comprometidos. Se necesitan vocaciones para trabajar en la Iglesia, en la política, en los sindicatos, en cualquier lugar para que haya una presencia de Iglesia comprometida y que demos testimonio.

 Te encuentras aquí en Albacete con motivo de una revisión médica, pero vas a partir enseguida para allá, a la misión, acompañando a los más pobres y pequeños. ¿Te gustaría decirnos algo más antes de volver?

Bueno, he visto aquí en España que también se viven muchos problemas en estos momentos, claro que comparado con lo que se vive allí, veo que no son tan grandes. Es verdad que el que va allí se va a vivir de otra manera, con menos dinero, pero en ese país, la persona que se queda en paro no tiene seguros de nada, a ver qué hace. Quiero decir que hay que saber agradecer lo que se tiene y saber usarlo, y también ser solidario, si se puede, con los que necesitan, tanto aquí como allá.