28 de febrero de 2010
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“Siento una alegría inmensa y un apoyo tremendo de Albacete”
Mari Carmen Fuentes, religiosa de las Hermanas Mercedarias de la Caridad de Albacete, es una de las nueve mercedarias que desde diferentes puntos de España van a ser enviadas por su Congregación a Haití, para hacer principalmente labores sanitarias. Mari Carmen nos cuenta la inmensa alegría que siente por esta “lotería” que le ha tocado y que tanto valora, porque esta es su vocación: Servir a los más pobres y, en estos momentos, a los más pobres de la Tierra.
– ¿Cómo reaccionaste al recibir la noticia?
– Era por la noche cuando me lo dijeron y por la alegría, dormí poquísimo. No titubeé. Me preguntaron que si yo estaba dispuesta a colaborar en Haití, a ir ahora allí, a lo que haga falta, pero sobre todo a trabajar desde nuestro ámbito sanitario; que si quería que lo reflexionara y lo hablase con la comunidad.
– Y no necesitaste mucha reflexión
– Así es. Mi respuesta fue que desde ahora ya te digo que sí, que estoy decidida a ir Haití y además, con gozo. Me dijo la Madre que habían decidido que teníamos que ayudar no solamente a nivel económico, sino también con los brazos, y que iban a enviar desde España a algunas hermanas, sobre todo sanitarias, y que a lo mejor más adelante se refuerza nuestro trabajo con otras acciones en el ámbito social y educativo. Sí, César, recibí la noticia con gozo.
– Ciertamente, esas palabras que escuchamos en la Biblia se hacen realidad en las personas y esto es gozoso: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad; Hágase en mí según tu Palabra, que dice la Virgen…
– Y para más refuerzo, ese domingo escuchamos la vocación de Jeremías: … me llegó la palabra del Señor: vé, que te envío… Esa Liturgia tenía un matiz especial para mí; la viví con una intensidad grandísima, era la prolongación del Evangelio del día anterior, cuando Jesús nos dice: el Espíritu me ha enviado, el Espíritu está sobre mí…
– Más de un día vas a pasar hambre, no sabes dónde vas a dormir porque está todo destruido; estarás en cualquier punto que tengan allí, debajo de una lona, y sin embargo, tú, tan contenta. Dejas aquí un trabajo tranquilo, sujeto a horario y dices: para allá el tiempo que sea y lo que Dios quiera.
– Sí. Y la verdad es que por parte de la comunidad te puedo decir que también lo han recibido como una alegría, porque mis hermanas también todas estaban dispuestas a ir y claro, yo pienso que se identifican conmigo, que soy como enviada dentro de la comunidad de aquí, de Albacete. Igualmente, en la parroquia nadie dice: qué pena, vas a sufrir, sino todo lo contrario. He sentido un apoyo tremendo de Albacete.
– Coméntanos cómo surge tu vocación mercedaria.
– Yo he estado siempre en contacto con las Hermanas Mercedarias de la Caridad porque vivía muy cerca de ellas y allí me eduqué, desde la infancia. En otro momento de la vida, cuando eres adolescente, parece que tomas distancia, te alejas y luego después, vuelves, y cuando yo he vuelto era decididamente a vivir esta llamada, desde la Congregación de Hermanas Mercedarías de la Caridad y jamás me he arrepentido. He tenido una trayectoria de sufrimiento, por otras causas familiares…, pero te digo la verdad que es que me siento muy feliz, me siento totalmente feliz.
– En tu tarea pastoral y de entrega en hospitales, ¿qué destacarías como detalles que te han marcado?
– Los gestos que tenemos de merced y de misericordia en nuestras tareas sanitarias, con personas que te encuentras muchas veces en fase terminal. Es muy gratificante estrecharles la mano… ver lo acogida que es una palabra que digas, por el enfermo y por el familiar. Lo vivo y sigo viviendo intensamente…