7 de febrero de 2012
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El próximo fin de semana celebraremos la Campaña de Manos Unidas. Preparando el ambiente en nuestra Diócesis, los responsables de esta ONGD católica en Albacete han invitado a Joan Souto Cohello, coordinador de la sección de Estudios y Servicios sociales a nivel nacional para hablar al voluntariado sobre esta organización.
– Ha venido a hablar del ser y el hacer de Manos Unidas. Como vemos este es un campo amplísimo. ¿Podría concretarnos en que temas se fija su ponencia?
– Pues dada la proximidad del Día de Manos Unidas, me ha parecido oportuno hablar del tema en que se centra la Campaña del 2012, cuyo lema es: “La salud, derecho de todos: ¡actúa!”. Cada día constatamos la situación de tremenda pobreza en que viven muchos pueblos en muchas facetas de su vida: pero este año nos ha parecido bien centrarnos en este campo de la salud. Hay montón de enfermedades endémicas que no se acaban de erradicar como el virus del sida, la malaria, la tuberculosis, y otras muchas enfermedades tropicales.
Queremos que desde el principio quede claro al voluntariado que todas nuestras acciones vienen inspiradas desde el evangelio y la doctrina social de la Iglesia.
– ¡Qué bien unir estas dos realidades: Manos Unidas y Doctrina Social de la Iglesia!
– Es que no puede ser de otra manera. No podemos olvidar los orígenes de Manos Unidas, que nació precisamente de los grupos de mujeres de Acción Católica. Todos sabemos que el actuar de todos aquellos grupos cristianos venían motivados como consecuencia de un ver la realidad desde el Evangelio. Y ¿qué es la Doctrina Social de la Iglesia sino el Evangelio actualizado y aplicado a las situaciones del hombre de hoy? Así pues se entiende muy bien el hermanamiento de Manos Unidas y Doctrina Social de la Iglesia ya que ambas beben de las mismas fuentes que son el Evangelio de Jesús. Nosotros tenemos, es lo normal, nuestras líneas de acción, nuestros estatutos y reglamentos que nos sirven un poco de orientación, pero la fuerza motora de nuestra Organización está en el Evangelio.
– ¿Cuáles serían los puntos, las claves más importantes para entender esta doctrina social de la Iglesia?
– Para nosotros lo más importante es mirar a la persona, en toda su centralidad. Verla como imagen del Dios Creador, verla en toda su grandeza y dignidad. Así pues lo nuestro no se reduce a buscar soluciones técnicas, a ser buenos gestores para llevar a cabo acciones necesarias y eficaces. Cuando tenemos que hacer un pozo nuestra mirada va ante todo y sobre todo a esos seres humanos que no tienen agua y tienen un derecho inalienable a ella. Visto esto, vendrá lo demás como añadidura.
Y así procedemos en todo. Tener una mirada atenta y misericordiosa para ver a las personas tan limitadas, tan empobrecidas, humilladas, sin poder gozar de los derechos más fundamentales. Nos mueve el deseo de compartir los bienes que tienen un destino universal y por eso buscamos que lleguen a todos. Cuando hacemos una campaña de vacunación, nos afanamos en buscar vacunas como sea porque tienen derecho a ellas.
– En una palabra, más importante que el dar, es el darse, ver la motivación profunda que les mueve a llevar adelante esas acciones solidarias.
– Pues así es. Cuando damos un donativo, no se trata del donativo en sí, es ante todo la persona que será ayudada con él. Y es que cuando damos una cosa, damos parte de nuestro ser, de nuestra generosidad, de tener corazón de sufrir con el otro; ver tanta gente que a través de nuestras acciones se llena de confianza, les damos motivos de esperanza, saber que ellos cuentan con nosotros. Testimoniamos también la alegría de ver que vamos ganando la batalla y haciendo recular las pobrezas y hambrunas del mundo.