10 de abril de 2011
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Entre los meses de febrero y marzo, los profesores de Religión de la diócesis de Albacete han tenido encuentros formativos en cuatro zonas distintas: La Roda, Albacete, Hellín y Elche de la Sierra. En ellos se han tratado dos temas: “La Identidad del Discípulo” y “La presencia de Cristo en el currículo”. El ponente ha sido Luis Miguel Notario, periodista y profesor de Religión de Valencia, que actualmente, y de forma provisional, desarrolla su trabajo en la diócesis de Urgell. Ha venido desde Andorra hasta nuestra tierra para ofrecer su trabajo.
– ¿Cuál crees que es el mensaje fundamental que has querido transmitir a los profesores de Religión de nuestra diócesis?
– Pues el mensaje fundamental es el que ya conocemos en el ámbito de la docencia: que, como profesores, intentamos transmitir conocimientos, pero que al final enseñamos lo que cada uno somos. Esto sirve para cualquier profesor, pero los de Religión nos lo debemos tomar más en serio, porque trasladamos un mensaje que intentó cambiar el mundo hace 2.000 años y que hoy tiene muchísimos más seguidores, pero continúa con el mismo objetivo. Un profesor de Religión debe ser coherente y empaparse del estilo de vida que después transmitimos en forma de cultura religiosa. Los alumnos muchas veces ven diferente al profesor de Religión porque es una persona en la que se puede confiar, cercana, dispuesta a implicarse, que organiza cosas que no se limitan al aula, que les escucha, les defiende, está atento a los que peor lo pasan… Cuando se da esto significa que ese profesor es coherente con el mensaje que transmite. Y eso es lo que he intentado transmitir.
– ¿Cómo has desarrollado tu ponencia y qué matices te parecen más importantes para crecer en eso que llamamos el “discipulado” para un profesor?
– Para transmitir lo que yo consideraba más importante en el crecimiento del discipulado, profundicé por la vía de la Cristología a partir de un artículo de alguien que conocéis bien en Albacete: José María Melero. En su estudio propone profundizar más en el aspecto humano de Jesús de Nazaret a través del rostro que transmiten los cuatro evangelios canónicos más la fuente. Eso me ha permitido encontrar un Jesús activo, sabio, eclesial, salvador y teológico, lo que hemos sintetizado en todo un programa para el profesor de Religión de esta diócesis: hacer, conocer, pertenecer, ayudar y creer. Como anécdota podría destacar que para hacerlo más asequible lo convertimos en un hipotético escudo que representaría este programa para todos nuestros profesores. Creo que esto ha gustado bastante y ha resultado simpático.
– ¿Qué impresión te llevas de tu contacto con los profesores de Religión de nuestra diócesis?
– Pues sin ánimo de utilizar tópicos, confirmo que es un colectivo muy acogedor, muy implicado, muy sensible con la formación, cercano, dispuesto a la mejora continua y a la adaptación para transmitir bien un mensaje que considera muy importante… La verdad es que era la segunda vez que trabajaba con ellos en formación, gracias a la editorial Edebé, y me he sentido ya como en mi propia casa. El último día, en Elche de la Sierra, que era el de mi despedida después de este periplo formativo, afirmé, y es cierto, que me sentía hijo adoptivo de esta diócesis. La Delegación Diocesana de Enseñanza me ha facilitado el trabajo, me ha acompañado en todo momento y me ha parecido un grupo humano que sabe estar al frente de un proyecto muy cohesionado. Me marcho de Albacete encantado por lo que he visto, de verdad. Espero volver pronto.