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4 de agosto de 2019

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Han pasado ya casi 26 años desde que la Congregación religiosa Hijos de Mª Inmaculada -Pavonianos- inició su presencia en la ciudad de Albacete. El nombre de Pavonianos proviene del apellido de su Fundador: San Ludovico Pavoni (Brescia – Italia 1784-1849).

En septiembre de 1993, vinieron a Albacete tres religiosos (Marcelo, Fernando y Julián) para presentarse al entonces obispo de la diócesis,  D. Victorio Oliver, y a la Delegación de Bienestar Social para iniciar un proyecto educativo dirigido a menores necesitados a través de la apertura de  hogares tutelados para menores, siguiendo el carisma de su fundador, Ludovico Pavoni;  ofrecer un ambiente familiar e educativo a aquellos niños, niñas y jóvenes que, por diversas circunstancias, no podían convivir con sus familias. Posteriormente, ampliaron su presencia en la ciudad y en algunos pueblos cercanos a través de diversas tareas pastorales en parroquias, colegios, movimientos eclesiales, etc.

A lo largo de estos años, son muchas las personas con las que han entrado en contacto: niños, jóvenes, y adultos de diversa condición social y con motivaciones muy variadas. Numerosas también las entidades con las que han trabajado: desde la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha (Delegación de Bienestar Social) hasta la Diócesis con todos sus organismos y movimientos. Han aportado su grano de arena para acompañar a muchos niños y niñas que han pasado por sus hogares, que tenían dificultades en su desarrollo y a los que han intentado acoger en un ambiente de familia para que pudieran tener luego un futuro digno. En este campo del menor en desventaja, ha sido importante la aportación en la formación de educadores y trabajadores sociales a través de la Escuela de Formación de Apoyo al Menor “Puente”, que durante 19 años ha organizado actividades formativas muy seguidas por profesionales de este campo.

También, a través de su tarea en las parroquias de Santa Ana, Argamasón y del Espíritu Santo y colaborando en estos últimos años con las de San Pablo y de las Angustias y San Felipe Neri, han vivido la inserción diocesana en todas las actividades que una parroquia tiene, de manera especial con los más jóvenes. Junto a esta tarea parroquial, otras presencias significativas han sido en la pastoral de dos colegios de Albacete: Santo Ángel y Compañía de María; en el grupo de Espíritu y Vida (mundo de las drogodependencias); grupo de emigrantes; pastoral de la Familia; colaboración en la CONFER con los consagrados…

Poner nombres y números a las personas que directamente han estado en contacto con ellos, sería ahora imposible. Pero por indicar un número que se puede constatar, los  chicos y chicas de entre 4 y 18 años que han estado viviendo en los hogares han sido 135. De todos ellos, en su mayoría, sí podemos decir que han vuelto luego a sus familias o a otros recursos educativos y han “normalizado” su vida; en algunos casos, por desgracia, no se han obtenido los objetivos deseados. Los educadores que han trabajado en los hogares, en periodos más o menos largos, han sido 62; sin ellos, sin su dedicación e implicación, no se podría realizar esta tarea educativa. Y el número de catequistas, colaboradores, voluntarios, monitores…. que en parroquias les han acompañado es también muy numeroso.

Hacemos también referencia a la Familia Pavoniana (grupo de laicos) y al grupo Saiano (grupo de jóvenes). Ellos han vivido más de cerca el espíritu pavoniano que intentan imprimir a nuestras vidas. Con ellos han querido caminar juntos en esta realidad manchega. Es muy significativa la presencia de los laicos en las tareas pastorales. Todas las congregaciones religiosas recorren este camino de vivir sus carismas en sintonía con los laicos.

La presencia de una Congregación religiosa en una Diócesis, siempre es doblemente enriquecedora: para la Diócesis que recibe la presencia de un carisma y de unas personas entregadas con ese carisma y para la misma Congregación que se beneficia de toda la riqueza religiosa y humana que hay en la comunidad diocesana.

Los hermanos Pavonianos agradecen muy sinceramente la acogida recibida en todos los ámbitos y el poder decir que “nos hemos sentido como en casa”. “Toda tarea social y pastoral se lleva a cabo mejor cuando se realiza en un ambiente de confianza, de respeto, de entrega generosa, de reconocimiento mutuo y cuando todos buscamos lo mejor para aquellos a los que dedicamos nuestra misión. Hay fallos, carencias, dificultades… pero el buen ánimo y la unión de fuerzas hacen que se puedan superar y minimizar esas carencias” afirma el religioso Pavoniano, Fernando Marinas.

Poníamos como título: “Despedida y permanencia de los Pavonianos en Albacete”. Y así es en efecto: la comunidad religiosa, compuesta ahora por tres religiosos, cierra sus puertas y va destinada a otros lugares, pero los Pavonianos permanecen a través de los dos Hogares Residenciales de menores que actualmente regentan en colaboración con la Delegación de Bienestar Social. El grupo de educadores y trabajadores que actualmente gestionan este recurso educativo con 16 menores y una coordinadora que hará las veces de dirección, serán los que sigan llevando, como tan bien lo han hecho hasta ahora, esta actividad que seguirá dependiendo en su Proyecto Educativo, de la Congregación de los Hijos de Mª Inmaculada – Pavonianos.