5 de octubre de 2014

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Pozohondo se engalana en octubre, para celebrar su más tierna devoción, la de su Patrona, la Virgen del Rosario. Días en la que los pozonderos y pozonderas acuden con sus penas y alegrías al refugio que ofrece el maternal manto de la Madre, que nos espera paciente y sencilla en el templo que su pueblo le edificó para su culto y veneración.

Iglesia que actualmente se encuentra inmersa en un profundo proceso de rehabilitación, restauración y puesta en valor, y gracias al cual salieron a la luz parte del que será un importante conjunto de pinturas murales realizadas al  temple, de clara influencia popular, donde se representa un retablo barroco que sirve de marco arquitectónico fingido  a  tres figuras, que se han identificado como los padres de la Virgen María; San Joaquín y Santa Ana, y un gracioso angelito de rubios cabellos que los acompaña. Este retablo situado en el tramo inmediato al presbiterio en el lado de la epístola, haría pareja con otro situado justo enfrente, en la pared del lado del Evangelio, donde se abre la hornacina de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y en donde las catas realizadas por el restaurador Pablo Nieto y su equipo han determinado la existencia de restos de pinturas de similares características, de las que apenas podemos aportar  datos por la imposibilidad de recuperarlas actualmente, y que también se extenderían por otras partes del edificio como las pechinas, o la antigua sacristía (actual capilla del Santísimo), como muestras otras catas.

Lo que si podemos asegurar es que Pozohondo y su parroquia de San Juan Bautista, guarda un rico patrimonio totalmente desconocido, enmascarado por desafortunadas intervenciones , que nos transmitieron un templo en apariencia pobre y descuidado, en el que su arquitectura de un claro estilo barroco clasicista, y sus pinturas murales quedaban tapadas por diferentes capas de pinturas sin criterio.

Largo esta siendo el proceso para recuperar la belleza original de este edificio, que recientemente muestra ya finalizadas las obras de rehabilitación de su retablo mayor. Proceso que no damos por finalizado, pues el arte, la cultura y la historia merecen mostrarse a través de los murales pintados que aun permanecen ocultos, como es el caso del ático del primer retablo encontrado.

No podemos olvidar otras destacadas intervenciones como la realizada sobre la imagen de la Virgen de los Dolores, obra de José Díes López, o las del retablo y de la imagen de Nuestra Señora del Rosario, que en este año 2014, luce de nuevo esplendorosa en su festividad tras su rehabilitación.

Tras estos párrafos,  y en relación a  lo referido entorno a la imagen de la Patrona de Pozohondo, debemos hacer una referencia histórica a la devoción que en este pueblo se tiene a la Virgen en su advocación del Rosario.

Devoción que ya aparece plasmada en el artículo 22 de los estatutos de la Hermandad del Santísimo Sacramento, fundada en 1796, y en el que se indica, y cito textualmente; “Procurarán los Hermanos que todas las noches en sus casas se rece el Santo Rosario”. Seguramente este seria el origen de la devoción al Rosario, lo que conjugado con la gran popularidad de esta advocación en la zona, no es de extrañar que esta calara hondamente en los habitantes de Pozohondo, que ya en 1916, traerían al pueblo la que suponemos sería la primera imagen de la Virgen del Rosario, desconociendo por el momento la existencia de una efigie anterior, a la que desapareció desgraciadamente en 1936, y que en 1940 fue sustituida por una nueva escultura de delicado tallado y fina policromía, posiblemente de factura valenciana. Imagen de vestir, que representa a una joven muchacha de cabellos castaños y recogidos, con serena mirada y elegante sonrisa, que porta en una de sus finas manos el rosario, y en la otra la graciosa imagen del niño Jesús.

Es esta escultura centro de las fiestas que Pozohondo celebra el primer domingo de octubre, y que comenzaron nueve días antes con el populoso novenario en su honor, que culminaría con la ofrenda de flores,  Misa y la procesión de la Virgen por las calles de la localidad acompañada por sus vecinos, devotos y Hermandad, la cual la noche de antes cantó con fervor populares letrillas, que acompañadas por  las notas del acordeón y la guitarra,  ensalzan las virtudes de María, en la madrugada del primer domingo de octubre.

Sean estas palabras, invitación para todo aquel que quiera acercarse a nuestro humilde pueblo para conocernos, para disfrutar de nuestro patrimonio histórico y artístico, o simplemente para compartir el júbilo y la pasión con la que los pozonderos y pozonderas celebran la festividad de su Patrona, la Virgen del Rosario

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