30 de enero de 2013
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Juan Fernández Selva es junto a Joaquín Martínez Córcoles uno de los curas que ha participado en la puesta en marcha de la Unidad Pastoral de la que hablaba el Plan de Pastoral, para atender a los pueblos de Bogarra, Paterna, Ayna y Alcadozo, ante la escasez de sacerdotes. Ahora es el momento de evaluar. Ha sido una primera experiencia que ilumina a nuestra Diócesis como un camino que hemos empezado, para consolidarse y que en el futuro pueda haber más, con la participación indispensable de los seglares.
– Juan, ¿Qué es una Unidad Pastoral?
– Una Unidad Pastoral tal y como está en el proyecto diocesano de Atención Pastoral de la Diócesis, es un conjunto de parroquias que se agrupan por escasez de sacerdotes, por la que unos sacerd-otes van a varios pueblos para que pueda atenderse pastoralmente a esa zona rural, bajo una unidad y unos criterios comunes.
– ¿Qué evaluación hacéis de esta Unidad Pastoral que se ha realizado en la Diócesis?
– Una de las propuestas era que los seglares asumiesen la tarea de bautizados, y ciertamente, aunque ha sido una experiencia breve, creo que ha sido muy positiva: yo he disfrutado con la cantidad de gente de cada pueblo con quienes he estado. Cada uno según sus posibilidades, se ha incorporado y ha empezado a participar activamente en la marcha de la parroquia, es decir participar activamente en la marcha de la Iglesia.
– Una experiencia de dos años y dos meses de la Unidad Pastoral… ¿En este tiempo, qué sentimientos destacarías?
– Lo primero, haber descubierto que la gente responde a su nivel y con las dificultades propias de la formación y de la costumbre, a esta realidad de escasez de sacerdotes. Y hay otro aspecto que también me ha parecido en este tiempo muy importante, y es que frente a que es muy fácil que en cada pueblo se cultive un poco el capillismo, en el sentido de decir mi pueblo es el mejor, el único, y hasta incluso que se den algunos celos con los pueblos de alrededor, pues tengo que decir que ha sido muy interesante romper esa barrera con la Unidad Pastoral, para que los de unos pueblos se tengan en cuenta en los otros, y viceversa.
– Todo es aún incipiente.
– Sí, pero yo he vivido la pluralidad de la Iglesia con una satisfacción enorme, porque muy a gusto he ido a cada pueblo y en cada pueblo me he sentido muy del pueblo, teniendo siempre en cuenta a los demás pueblos de alrededor.
– En esta época de pocos sacerdotes, muchos lugares de culto… la Unidad Pastoral ilumina a la Diócesis como una realidad que debe ser meditada, pensada, y también ofrecida.
– Si. La puesta en marcha y luego la consolidación de la Unidad Pastoral suele ser muy difícil. Ha sido una apuesta de D. Ciriaco, nuestro obispo, y ha sido una primera experiencia para mí preciosa, y que ilumina como una verdadera luz para que en un futuro pueda haber otras experiencias y pueda haber un camino que hemos empezado, que se tiene que consolidar y crecer.
– Alguna cosa más, Juan.
– Dar gracias. Para mí ha sido una gracia enorme: gracias a Dios, gracias a la Iglesia y gracias a todas las personas que han participado, porque para mí ha sido una gracia de Dios, ciertamente, haber podido tener esta pequeña experiencia, esta pequeña luz en nuestra Iglesia.