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25 de marzo de 2018

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La Semana Santa en las parroquias de Yeste y aldeas de su término está suponiendo, desde hace muchos años, un momento entrañable de colaboración, participación y compartir sobre la base de la espiritualidad de la Pascua, donde se revive, tanto interiormente como comunitariamente, tanto en las celebraciones de las iglesias y capillas del entorno como en las procesiones por las calles del pueblo, los últimos días de la experiencia histórica de Jesús con su Pasión y Muerte y la inesperada noticia de su Resurrección.

Lo fundamental de esta experiencia es la organización y realización de las celebraciones, oraciones y procesiones, propias de estos días, en el pueblo y en muchas de sus aldeas, a través del servicio voluntario. En primer lugar, de las personas comprometidas de la parroquia y, en segundo, y muy importante, de un grupo de seglares vinculados a la familia franciscana, procedentes de Albacete, Murcia, Madrid, etc. que desde hace varios años conviven con nosotros desde Miércoles Santo hasta el Domingo de Resurrección. También hemos contado con la colaboración de algún misionero, y de sacerdotes y seminaristas de nuestra Diócesis.

Durante la Cuaresma, se preparan, en la parroquia, los cantos con el grupo del coro, el Monumento de Jueves Santo desde Cáritas, se anima a los niños que toman la primera comunión a participar en el lavatorio de los pies en la celebración de Jueves Santo, las procesiones con los voluntarios para llevar los pasos, los folletos y carteles con los horarios de procesiones y celebraciones, tanto en Yeste como las aldeas.

Con anterioridad, teniendo en cuenta la gente con la que contamos cada año, se crean equipos con una ruta establecida para acercarse a las aldeas a las que les corresponden cada día y animar la liturgia propia de estos días. De esa manera, conseguimos hacernos presentes en casi todas las aldeas del término, cuyos vecinos, familiares y visitantes tienen, así, la oportunidad de vivir en comunidad la Semana Santa. A todo este proyecto queremos darle un sentido profundamente comunitario, donde sacerdotes y seglares llevamos adelante una tarea conjunta de animación litúrgica, con un mismo objetivo de profundización en la fe a través de momentos de oración, meditación y celebración, con reparto de responsabilidades y al margen de si el sacerdote está presente o si dirige o no cada momento.

En estas fechas, el convento de Yes- te se convierte en un espacio de convivencia, de oración y profundización compartida del significado que, como creyentes en Jesús, tienen los acontecimientos que conmemoramos en la Pascua. Iniciamos cada día con un momento de oración y reflexión compartidas en que redescubrimos las ideas más importantes de lo que vamos a celebrar ese día para, luego, transmitirlas en las aldeas a las que vamos a ir. Después, se recuerda la ruta que corresponde a cada equipo y, si hay que reorganizar algo, siempre se subraya la importancia de ver esta tarea como un servicio a las comunidades a las que vamos, donde el protagonismo no lo tengamos nosotros sino la misma gente de las aldeas, a las que animamos a la participación en las celebraciones.

Para estas fechas se han organizado momentos de oración, dinámicas y juegos para los niños y jóvenes de estas familias, de manera que puedan vivir la Semana Santa, preparar con ellos actividades para los mayores de la Residencia, se anima la Hora Santa de Jueves Santo por la noche, se realiza una oración de Adoración de la Cruz el Viernes en el mismo convento y se anima también la Vigilia Pascual el Sábado por la noche. Este humilde proyecto ha sido y está siendo muy enriquecedor tanto para los de dentro como para los que vienen con nosotros estos días. En estos tiempos, donde la participación es un valor a la baja, creemos que merece la pena seguir haciendo el esfuerzo de llevarlo adelante como un pequeño ejemplo de una Iglesia llamada a crecer en el aspecto comunitario y de servicio fraterno.

PASCUA FAMILIAR

Surge de manera espontánea, hace algunos años, en distintos lugares de la diócesis, como Yeste o Isso, con un grupo de familias (casi todas con niños y con deseos de vivir intensamente la experiencia pascual). Queríamos responder a la necesidad de dar continuidad a un modo de vivir la Semana Santa, que nosotros tuvimos la fortuna de poder experimentar desde nuestra adolescencia, en nuestras parroquias y movimientos y que queríamos compartir con nuestros hijos. Consiste en celebrar el triduo pascual en comunidad, conviviendo durante esos días entre nosotros y con la comunidad parroquial que nos acoge.

Supone un tiempo y espacio privilegiado para vivir y transmitir los fundamentos de nuestra fe en familia, en entornos que facilitan la convivencia y siempre bien acogidos por las distintas comunidades parroquiales con las que celebramos. Siempre este intercambio ha sido provechoso y enriquecedor.

La experiencia es impactante para mayores y pequeños. La ilusión y espontaneidad de los pequeños nos contagia a los adultos. Algunos, ya adolescentes, cogen el relevo a la hora de preparar y organizar los oficios, la liturgia. Es hermoso.

A ellos les ofrecemos la posibilidad de vivir juntos nuestra fe, de comprender nuestras creencias y tradiciones religiosas, de que hagan suyo lo que para nosotros es más querido: Jesús resucitado.