15 de julio de 2008
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]L[/fusion_dropcap]a Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias de Albacete emprende un largo peregrinar de la mano de su párroco Jesús Rodríguez Torrente. El Obispo de la Diócesis, Ciriaco Benavente Mateos, les acompañará en este viaje hacia el encuentro con el Papa Benedicto XVI en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que este año se celebran en nuestras antípodas, Sydney (Australia) del 15 al 20 de julio.
Este grupo de 36 personas, formado mayoritariamente por jóvenes, lleva preparándose más de dos años mediante una formación continua consistente en diversos actos y catequesis en los que se ha aprendido el verdadero sentido del peregrinar, que no es otro que ponerse al servicio de los demás y hacer de un camino una experiencia de vida. Es por esto que los jóvenes de las Angustias se encargarán de animar uno de los actos más importantes de las jornadas presidido por una gran representación de obispos españoles, así como otras catequesis que tendrán lugar en Sydney ante cientos de jóvenes.
Se espera que para este encuentro asistan cerca de medio millón de personas, con el aliciente de ser la primera vez que su Santidad, el Papa Benedicto XVI visita Australia.
La experiencia de la JMJ de este año supondrá para este grupo y para todos los jóvenes del mundo que acudan un peregrinaje de fe, experimentando la hospitalidad australiana y el amor de Dios. Así tendrán la oportunidad de redescubrir su llamada bautismal y los Sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación, y descubrir así, con un nuevo fervor apostólico, el testimonio del Evangelio en el mundo moderno.
El lema para esta Jornada será «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos» (Hch 1,8). La JMJ fue una iniciativa del Papa Juan Pablo II, el cual fue inspirado en el gran número de jóvenes venidos a Roma para celebrar el Jubileo de la Juventud en 1984 y el año Internacional de la Juventud de las Naciones Unidas, en 1985. El Papa quiso juntar a todos los jóvenes católicos de todo el mundo para celebrar y aprender sobre su fe de manera más continuada y regular.