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17 de diciembre de 2007

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La Conferencia Episcopal Española presentó el documento La Iglesia en España y los inmigrantes. El documento tiene el doble carácter de reflexión teológica y, al mismo tiempo, ofrece unas pistas para la acción pastoral. Va dirigido a todas las personas, instituciones y organizaciones de la Iglesia que se ocupan de la atención de los inmigrantes. “También incluimos a los propios inmigrantes en los aspectos que les afecta”.

El Capítulo I presenta una sencilla exposición de la realidad, sobre todo, de la inmigración en España, caracterizada por el cambio de país emisor a país receptor, llamativo aumento en el número de emigrantes, rapidez de este aumento y diversidad de su origen, cultura, religión, etc

El Capítulo II es una breve reflexión de la emigración como un fenómeno social. “Tenemos especial interés en poner de relieve que la emigración es, ante todo, un fenómeno humano complejo, tan antiguo como la humanidad y no, antes que nada, un mal, un peligro o una amenaza. Fenómeno que nos interpela a todos. Que tiene en su origen y que puede causar problemas; pero que también produce bienes y beneficios. Que a todos nos interpela y nos exige una respuesta y que para la Iglesia supone también una oportunidad o una gracia”.

En el Capítulo III Trata Migraciones desde la Sagrada Escritura y desde la Doctrina Social de la Iglesia lo largo de la historia. En el Capítulo V se brindan algunos principios fundamentales de la Pastoral de las Migraciones y sus consecuencias en la Pastoral en general.

En la Conclusión: “expresamos el agradecimiento de la Iglesia a cuantas personas se ocupan de los emigrantes. Hacemos una mención a los españoles que residen aún en otros países de Europa, más los que, por razones de trabajo, intercambio o estudio, pasan largas temporadas fuera del nuestro. A ellos se añade el elevado número de emigrantes de habla española y a la dificultad actual de prestarles una atención adecuada debidamente, sobre todo por la falta de sacerdotes y demás agentes pastorales”.

Pedimos a los responsables de los gobiernos y de las instituciones internacionales que cumplan con la especial obligación que les plantea el mundo de las migraciones, regulen sus flujos y corten los abusos.