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31 de agosto de 2008

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La hermana Clara da honor a su nombre: es una mujer llana, sencilla, disponible a todo lo que la Iglesia, por medio de su congregación, la necesite.

– ¿Qué significa el nombre de vuestra congregación ‘Misioneras Cruzadas de la Iglesia’?
– Una cruzada de amor en torno a la Iglesia. Esta frase te puede sonar un poco abstracta por eso te digo nuestro lema: “BAJAR A LA CALLE”. Este lema es como una contraseña, un proyecto de vida. Como dijo nuestra fundadora (Nazaria I.), bajar a la calle es llegar al hombre y acercarlo a Dios. Bajar a la calle es pisar tierra, aterrizar, tocar la realidad. Por eso nos lanzamos a anunciar sencilla pero comprometidamente por las calles del mundo, que Jesús acompaña nuestra historia y que Dios nuestro Padre bueno está siempre esperándonos con los brazos abiertos.

– Quien la conozca sabrá que el lema de bajar a la calle se hace realidad en la hermana Clara y en todas las de su congregación…
– Bueno, bueno… Lo intentamos; ésa ha sido mi intención durante toda la vida; también en los 12 años que llevo en Albacete.

– ¿Dónde has concretado tu bajar a la calle durante estos últimos años?
– Colaboramos en la pastoral en las parroquias de Argamasón, Santa Ana y Aguas Nuevas. Llevamos grupos de catequesis de todas las edades y todo lo que se requiere de nosotras en la pastoral: liturgia, preparación de los tiempos fuertes del año, etc. También he dado clase en Chinchilla durante siete años. Guardo un cariñoso recuerdo de mi paso por Chinchilla tanto de los chavales como de las madres y de los profesores; desde aquí mi saludo a todos.

– Además de estas tareas se les encomendó el Secretariado de Misiones. Un trabajo oculto, callado, continuo, que exige muchas horas y que con gran generosidad están realizando…
– Sí, y además con mucha ilusión, dando todo lo que podemos con José Joaquín Tárraga, que es el Delegado Diocesano y ha puesto toda su confianza en nosotras. Estamos dos hermanas de la congregación: Pilar y yo. Además contamos con la colaboración de algunos laicos como son Miguel, Herminio, Paco, etc., que están disponibles para ayudarnos en todo el papeleo y transporte. Sin este voluntariado sería imposible llevar tanta tarea. No quiero dejar este momento de despedida sin mi reconocimiento hacia ellos también.

– Estás muy metida en él corazón de toda esa gente de los pueblos en los que has desempeñado tu tarea… ¡Cuánto sentirán esos pueblos tu marcha…!
– Creo que sí. Pero yo lo voy a sentir más que ellos. Los voy a tener siempre presentes en mi corazón porque me he sentido en todos los momentos muy querida, muy apoyada y los voy a echar mucho de menos. Tengo que añadir que trabajar con el párroco de estos pueblos, Julián García Velasco, es una bendición. Todo ha sido positivo. Gracias a todos.

– Ya no eres una chiquilla. Y ahora, en estos momentos de tu vida, la Congregación te pide que dejes esta tierra y que marches a misiones, a Guinea… y como la Virgen María dices: “Hágase en mí según tu palabra”.
– Sí, así es. No soy ninguna chiquilla: tengo 69 años. Voy con un poco de miedo pero con todo mi corazón. Iré con otra hermana que lleva allí mucho tiempo. Volaremos el día 11 de septiembre por la noche.
Allí seguiremos con el lema bajar a la calle.
Nuestra tarea va a ser muy variada: tenemos una casa de acogida con comedor abierto a toda la gente. Además de comer se pueden duchar, arreglar… Esto se consiguió gracias a la gente de Peñas de San Pedro, Alcadozo, Argamasón, Santa Ana, con un proyecto que solicitaron las hermanas de allí.
Además de esas tareas colaboraremos en la misión en todo lo que se nos pide en el campo pastoral y social: impartiremos clases a niños y jóvenes, participaremos en la Escuela de Formación de Catequistas, celebraciones de la Palabra de Dios, etc. Nos tocará hacer de todo.

– ¿Qué te llevas de Albacete?
– Me llevo el cariño de toda la gente que he conocido. Me llevo el cariño de todo el pueblo de Albacete. Me acompaña el cariño de la Diócesis. Me he sentido en la Diócesis como en mi casa. Gracias a Dios he conocido a casi todos los curas por el trabajo de la Delegación de Misiones. Me llevo la confianza del Obispado tanto de D. Francisco Cases (el obispo anterior) que puso toda la confianza en nosotras como del Obispo actual D. Ciriaco, lo mismo que del Vicario General, Luis Marín, etc. Esta Diócesis ha confiado plenamente en nuestra congregación y esto es una satisfacción.

– Aterrizarás en Bata el día 12 de madrugada… ¿Qué esperas?
– Espero que el Espíritu Santo me ilumine, que el Señor me dé fuerzas porque no es lo mismo marchar a los 69 años que cuando fui de misionera a Méjico a los 23 años donde estuve 18 años. Después de Méjico estuve en Camerún otros 4 años… Pero ahora es distinto. Pero espero dar lo que más pueda y el Señor quiera de mí.

– Te acompañamos desde aquí.
– Eso espero, que os acordéis y recéis mucho por mí y por toda la gente que Dios pone a nuestro cargo; respaldarnos desde aquí. Gracias a todos. Me voy encantada de Albacete y llena de cariño.

– Gracias a ti por tu testimonio, por tu vida y por tu entrega.