6 de septiembre de 2012
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En Albacete se celebran a lo largo del año diversas ferias, como corresponde a una ciudad pujante, que mira al futuro. Pero cuando hablamos de La Feria todos sabemos que nos referimos a nuestra Feria de septiembre, la que cuenta con un ingrediente singular, que la hace única: es una Feria que creció a la sombra de la Virgen de Los Llanos y que en honor de la Virgen se celebra.
Comprendo que haya quienes, por no compartir las creencias religiosas, prefieran ignorar lo anterior. Están en su derecho. Como lo están la mayoría de los albacetenses que se sienten gozosos de que la imagen de la Virgen de los Llanos la presida desde su capilla, que es como el corazón del recinto ferial.
La presencia de la Madre pone una nota especial de ternura y de esperanza en la Feria. Por ser la Madre nos ayuda s sentirnos hermanos; por ser la Madre del Salvador nos orienta y nos da razones para esperar.
La situación no anda bien para muchas familias que están siendo golpeadas duramente por la situación económica. Queremos que la fiesta no sea evasión que nos lleve al olvido de los que sufren. María siempre alienta y estimula a colaborar con el proyecto de Dios, que es hacer de este mundo una gran mesa compartida, en que el lugar privilegiado lo ocupen los más desvalidos. Ella, representada en su imagen, no está como aguafiestas de la Feria; si acaso es aguafiestas contra el individualismo y el desenfreno que lleva al olvido de los otros.
Alguien me preguntaba el año pasado si podíamos hacer fiesta con la que estaba cayendo… Hacer fiesta es apuntarse a la esperanza, es soñar con un día en que no exista ni el dolor, ni el miedo, ni la soledad, ni las lágrimas, ni la crisis. En el origen y en el sentido más profundo de la fiesta está el ser profecía y anticipo de un cielo nuevo y de una tierra nueva en que habite la justicia. Necesitamos espíritu de fiesta para fortalecer la debilidad de nuestras esperanzas y de nuestro amor, para compartir la alegría alegrando a los demás, para anticipar lo que esperamos para todos los hombres. Sin la fiesta cunde el derrotismo, caen los brazos, los nubarrones ocultan todo rayo de sol.
Que la Feria convierta, un año más, a Albacete en plaza mayor de la Mancha donde, como en la plaza familiar del pueblo, todos acabamos encontrándonos. Y que la Santísima Virgen de los Llanos siga poniendo las mejores esencias de ternura, de amor y alegría en el corazón de cada uno. A Ella le pido para todos los hijos de Albacete y para los que nos visitan una feliz y fructuosa Feria; que, como buena Madre, nos ayude a todos a sentirnos cercanos y solidarios con quienes más sufren; que nos ayude a hacer de la Feria de este año 2012 la Feria de la Esperanza.