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3 de diciembre de 2018

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Se está llevando a cabo el tercer año de la Escuela de Evangeliza­dores. Los lunes, de 19 a 20:30 h. en los salones de la parroquia del Buen Pastor. Hablamos hoy con Antonio Ca­rrascosa, párroco de Madrigueras y uno de los profesores de esta escuela.

Antonio nos cuenta que el objetivo de la Escuela de Evangelizadores es la formación de animadores de la comu­nidad y, por ello, se dirige a los laicos de las parroquias de la Diócesis, “a quienes queremos dotar de una responsabilidad de animación comunitaria, de anima­ción misionera”. No es una escuela de formación de laicos sin más. Es una es­cuela de formación y capacitación para laicos que queremos que acompañen a las comunidades y que tengan una res­ponsabilidad en ellas.

Le preguntamos por la temática de este tercer curso; el penúltimo del iti­nerario. Nos responde que todos los años —la escuela— está acorde con el objetivo de la Misión Diocesana. En esta ocasión: Iglesia Madre: Hospital de campaña. Han estructurado -añade- el curso en tres bloques: Familia, juven­tud, infancia y vocación y compromiso socio-caritativo, en consonancia con las tres semanas de la Misión.

En lo que respecta a los objetivos, Carrascosa, incide en que la Escuela no es una escuela de formación teórica, aunque —ciertamente— tiene su parte teórica. Es una formación, sobre todo, práctica. Esta formación —matiza— está orientada a que los miembros de la Escuela apoyen no solo en sus parro­quias sino también en otras parroquias y en otros arciprestazgos el programa pastoral de la Diócesis.

Antonio nos explica la metodología empleada: “Primero, tenemos una parte de fundamentación teórica” —nos dice. No lo planteamos como una clase ma­gistral”. Las otras dos sesiones, de cada uno de los tres bloques, intentan que sean más dinámicas, orientadas al tra­bajo práctico, tanto en casa como en la parroquia. Nos cuenta que quieren que sea una metodología muy activa y muy participativa, incluso en la parte de fun­damentación teórica, que no sea sola­mente ir “ahí a escuchar un rollo que podamos echar”.

Al interesarnos por quiénes son los participantes, nuestro entrevistado in­dica que, cuando empezaron hace dos años, pidieron a las parroquias que se­leccionaran a un pequeño número de personas —una, dos o tres—. No es una escuela orientada a todos los laicos sino a aquellas personas que en las parroquias o movimientos se les ve como posibles candidatos para esa animación comunitaria. “Van en nombre de la Parroquia, no es una cosa puramente personal” —añade.

Queremos saber un poco más sobre los participantes. Recalca que es la parroquia la que los envía. “Hay alrededor de unas cuarenta personas en la modalidad presencial, donde vienen, funda- mentalmente, de las parroquias de la capital”, pero también de Villarrobledo y del arciprestazgo de La Manchuela. Comenta que, además, existe una modalidad semipresencial.

Han pasado tres años desde el comienzo y pedimos a nuestro invitado que haga una valoración. A la pregunta de si está satisfecho responde que sí. “Aunque habría que preguntárselo a los participantes” —matiza—. “Yo creo que sí”, es —continúa Carrascosa— una de las concreciones de la Misión Diocesana. O, al menos, están encaminadas a crear un equipo de gente a disposición de las parroquias y de la Diócesis de una manera muy formada.

“Yo creo que los participantes lo es­tán viviendo con mucha alegría, con muchas ganas de continuar, están con­tentos y creo que se está notando en las parroquias”.

Nos dice que lo aprendido ya se em­pieza a poner en práctica. “Los partici­pantes prepararon algunos encuentros de oración, algunos retiros, testimo­nios, oraciones… Intentamos que sea un trabajo que repercuta en la misma animación de las parroquias y de la Diócesis y los Arciprestazgos”.

En lo relativo al profesorado, cuen­ta que la escuela está organizada por el Instituto Teológico Diocesano. No es una actividad suelta, sino que de­trás tiene al ITDA. “Tres de los cuatro profesores que estamos desde el primer año somos profesores del ITDA: Javier Avilés, José Alberto Garijo y yo y, tam­bién, está Rafa Sarrías, que es un profe­sor de religión de Tobarra”. Tienen las tareas repartidas: “José Alberto se ha dedicado a la parte más bíblica, ya que la maneja como ninguno de nosotros y los demás, de las otras cuestiones”.

Queremos saber más. Añade que este año la parte bíblica estará enfoca­da al Evangelio de Lucas. “Lo vamos a concretar en las parábolas de la mise­ricordia por esa idea de la Iglesia como madre y hospital de campaña”. La traba­jará José Alberto. “La parte de la familia la prepararé yo, Rafa la de los jóvenes y la parte socio-caritativa, Javi Avilés”.

Antes de despedirse, quiere mostrar su agradecimiento a todos los partici­pantes. Para los profesores es un placer —nos comenta— porque supone sem­brar hacia el futuro y sembrar dinamis­mos. “Creo que es un paso firme que estamos dando en la Diócesis”.