15 de octubre de 2017
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]S[/fusion_dropcap]i el primer año pretendía reactivar la conciencia de discípulos, como fuente del envío evangelizador, este segundo año tiene como principal objetivo asumir el compromiso evangelizador, tanto a nivel comunitario como personal. Para ello trabajaremos tres ejes:
- TESTIMONIO
- PRESENCIA SOCIAL
- CONVERSIÓN PASTORAL
Con todo ello vamos preparando también, de cara al tercer año de la Misión Diocesana la SEMANA DE LA MISIÓN que se llevará a cabo en cada parroquia de la Diócesis y en la que se intentará, con todas las actividades que cada parroquia, arciprestazgo y zona pastoral puedan preparar, reunir los dos tiempos de la Misión, el del discipulado que escucha la llamada del Maestro; y el de la misión, el envío, la salida a evangelizar.
Ni que decir tiene que estos dos tiempos, son los dos latidos de la fe cristiana misma y, por tanto, exigen ser cuidados y vividos siempre.
La oración, nuestra fuerza
Queremos que la misión esté sostenida por la oración, que esté alentada por la fuerza de los testigos y por testimonios significativos que nos estimulen. Queremos así mismo que la misión esté impregnada de un fuerte dinamismo social. Nunca tiene tanta fuerza evangelizadora la Iglesia como cuando se apea ante los heridos al borde de los caminos de la vida, cuando se arrodilla para curar sus heridas con el vino y el aceite de la caridad.
+Ciriaco Benavente Mateos, Obispo de Albacete
¿Cómo? El lenguaje evangelizador del testimonio
Pablo VI en la Evangelii nuntiandi decía que el lenguaje de la evangelización solo puede ser el del testimonio de vida de los propios cristianos. Intentaremos durante este año aprender ese lenguaje escuchando el testimonio de hermanos nuestros que, con la humildad y el coraje del evangelizador, compartan con nosotros sus experiencias de fe, conversión, oración, comunidad, caridad, compromiso, anuncio del Evangelio.
Es tarea de cada cristiano, estar atentos a los testimonios que en el día a día nos dan personas con las que convivimos. Pero las parroquias y grupos pueden facilitar este encuentro con la fe viva organizando y convocando momentos de testimonio compartidos. A ello nos ayudará también la Lectio Divina, que este año dedicaremos al libro de los Hechos de los Apóstoles.
¿Dónde? Las presencias evangelizadoras en el mundo
Aunque es lo que más no cuesta, porque es lo más difícil y exige una mayor madurez de nuestra conciencia de discípulos, intentaremos que algunos de nosotros, se motiven, formen y animen para ser evangelizadores en los ambientes sociales: el trabajo, la cultura, la educación, la política, los movimientos asociativos, el mundo de la salud… Para ello contamos con un pequeño itinerario (el Plan de Presencias Sociales) que requiere tres sesiones, tres retiros o convivencias que nos den pautas sobre la presencia evangelizadora en la sociedad de hoy.
En la misma clave de Iglesia en salida, intentaremos, en la medida de las posibilidades de cada comunidad, que las parroquias, delegaciones, secretariados diocesanos, asociaciones y movimientos convoquen encuentros con las asociaciones y entidades no eclesiales de su entorno (el pueblo, el barrio) o de su ámbito de pastoral (jóvenes, educación, sanidad, partidos, sindicatos…) con el fin de escucharles y presentarles nuestra Misión Diocesana.
También tendremos un encuentro de presencias sociales, con motivo de Pentecostés, para recoger las sugerencias y testimonios de este modo de evangelizar en el propio medio social.
¿Quiénes?: conversión pastoral de la Iglesia
Dice el papa Francisco, con gran realismo, que si la Iglesia no experimenta una conversión pastoral y misionera en sus estructuras, actitudes, estilos, lenguajes y horarios, no podrá llevar a cabo la evangelización en la hora presente (Ev. Gaud. 27) Esta conversión solo es posible animada por la espiritualidad del éxodo, de la salida y el descentramiento. Pero, a la postre, exige que cada parroquia y cualquier institución eclesial se pregunte qué debe cambiar para estar verdaderamente en situación de salida, en “un estado permanente de misión” (Ev. Gaud. 25).
Nosotros, al servicio de esta reflexión sobre la conversión pastoral y misionera, tendremos el Encuentro Diocesano de este año, donde intercambiaremos “buenas prácticas” pastorales, para ver si alguno nos cuadra e inspira. También se hará la propuesta de un plan de renovación misionera, unas pistas quieren servir para que las comunidades cristianas lleven a cabo esta reflexión sobre la conversión pastoral y misionera, porque, como dice el papa: “la reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida” (Ev. Gaud. 27)
Evangelización y promoción humana
Aunque no haya un objetivo específico de la Misión Diocesana sobre la promoción humana, entendemos que como rasgo de identidad de la fe (“Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres” Ev. Gaud. 48) la caridad debe recorrer e informar todo lo que hacemos porque, de hecho, recorre y sostiene lo que somos en cuanto cristianos e Iglesia.
Como parte de la espiritualidad del éxodo o la superación del egoísmo (autorreferencialidad lo llama el Papa) cada parroquia e institución eclesial deberá de acompañar todos sus objetivos de la pregunta por los más débiles y excluidos. Un criterio de pastoral misionera es que cuanto hagamos redunde en beneficio de la solidaridad, la equidad y la promoción integral de las personas, es decir, llegar a ser “una Iglesia pobre de los pobres”.