11 de junio de 2017
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Desde la puesta en marcha el director de la Casa es el sacerdote Antonio Cuesta. Hoy hablamos con él.
P. ¿Cómo tenemos que llamar a este complejo, Residencia o Casa Sacerdotal?
R.- Es mejor llamarla Casa Sacerdotal. Pues el nombre de Residencia nos lleva a los residentes, a los que viven allá. Esta es una Casa abierta, especialmente para sacerdotes. Curas que van de paso. Otros que han sufrido una operación o están en tratamiento médico y pasan aquí unos días. Algunos al ver lo bien que se está aquí deciden dejar su casa y venirse. Pero además es el lugar de encuentro de todos los sacerdotes diocesanos, sobre todo en aquellos eventos en que se reúnen casi todos, tales como la celebración de S. Juan de Ávila, la Misa Crismal, el encuentro en Navidad, la Convivencia para preparar el curso pastoral. Hace poco celebramos aquí los veinticinco años de obispo de D. Ciriaco. Así pues, vemos como es una casa abierta a muchas reuniones tales como las de los Arciprestazgos, Delegaciones, Vicarías….
P.- ¿Y la Casa reúne condiciones para todo esto?
R.- Claro que sí, para ello está pensada. Como Residencia contamos con 24 habitaciones individuales. Y cada habitación tiene su sala de estar, su dormitorio, su cuarto de baño. Toda ellas dotadas de mesas, armarios, estanterías e internet. Además, están los espacios comunes, sala de TV y lectura, sala de juegos, comedor y el corazón de la Casa, la Capilla en la que los residentes pasan sus largos ratos.
Además, como Casa de Sacerdotal tenemos un gran Salón, amplios comedores y todos los servicios de Cocina. Alrededor de la Casa hay arboledas, paseos, campos de deporte y no faltan mascotas, como son ocas, gallos y gallinas que hacen el entorno más bonito…
P.- ¿Y la atención sanitaria?
R.- No les falta nada. Todas las semanas y siempre que lo necesiten viene un enfermero que controla continuamente sus constantes vitales. A cincuenta metros tenemos el Hospital del Perpetuo Socorro donde están sus médicos de cabecera. Y cuando hay algún problema especial yo tengo la suerte de contar con el equipo médico de Recoletas, que en vistas del bien que hacemos en la Casa, están dispuestos a echar una mano. Tenemos también a dos cuidadores que los acompañan según lo necesiten. Los servicios de cocina, limpieza y ropero lo llevan tres buenas mujeres empleadas que lo hacen con todo cariño, dando a la casa un aire de familia.
P.- ¿Cómo pasan un día los residentes?
R.- Ellos tienen su Misa diaria. Tienen otros actos semanales como son la Adoración al Santísimo, el Vía Crucis. Y los que pueden salir echan una mano por aquí y por allá prestando grandes servicios pastorales. Ellos tienen también su tiempo para jugar al dominó, dar sus paseos pasando el día en un ambiente distraído y fraterno.
P.- ¿Y cómo se subvenciona?
R.- Naturalmente ellos aportan una parte, según sus posibilidades. Es la Diócesis la que ayuda. Es de justicia que la Diócesis ayude a aquellos que han dado su vida por ella.
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ORÍGENES: Hace unos quince años se celebraba en la parroquia de la Purísima el funeral del sacerdote Fernando Parra, párroco de la misma, en el que el obispo D. Francisco Cases, con cierto dolor pidió que no se volviese a repetir el hecho de que un sacerdote tuviera que pasar los últimos años sólo si necesitaba ayuda. Hacía falta con urgencia que la Diócesis tuviera una casa sacerdotal. El sueño se cumplió y fue una de las obras más hermosas que nos dejó D. Francisco antes de marchar. Un pabellón del Seminario Diocesano, después de unas importantes obras, se convirtió en una hermosa Residencia.
ACTIVIDAD: En la actualidad hay dieciséis residentes y algunos que vienen sólo a comer. Entre ellos el Sr Obispo. Acoge todo tipo de encuentros sacerdotales. Se respira paz y fraternidad.
TESTIMONIOS:
- Ángel Vergara fue uno de los primeros que vinieron a la Casa. Era el cura de Ayna. Cuando todavía podía hacer algo ha estado ayudando en todo. Ahora, nos dice que ya no puede casi nada, pero le queda el encuentro con los compañeros, la misa de cada día, las tertulias, la partida… Para él, estar aquí es un regalo del cielo.
- El último en llegar ha sido Dionisio Puente, que es de Gontar, el último pueblo de la provincia pegando a Jaén. Su último cargo fue el de párroco de Villaverde y Cotillas. Nos dice que está encantado y que encuentra una gran diferencia entre el vivir sólo o el estar rodeado de hermanos. Todavía puede echar una mano y está haciendo suplencias en el Hospital Perpetuo Socorro.