7 de diciembre de 2014
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- La Acción Católica General trae a las parroquias una nueva propuesta de acompañamiento en el crecimiento personal en la fe, que hace plena la vida de los niños, jóvenes y adultos, fundamentada en el Señor Jesucristo y en la alegría de salir al encuentro de los demás. Para llenar un vacío que a veces percibimos.
[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]L[/fusion_dropcap]a Diócesis de Albacete ha acogido la presentación de esta propuesta, en el encuentro “Evangelizando desde la parroquia”, que contó con la participación del presidente nacional de la Acción Católica General (ACG), Higinio Junquera Cimadevilla; de su consiliario nacional, Manuel Verdú Moreno, y de nuestro obispo.
Higinio, cuando hablamos de Acción Católica General ¿A qué nos estamos refiriendo?
La ACG es una propuesta de la propia Iglesia para la articulación y la maduración del laicado de las parroquias, de todas las edades, que no tiene un carisma determinado ni pone el acento en un aspecto concreto de la vida creyente. Algún obispo dice que al igual que el rostro de la acción caritativa y social en una diócesis es Cáritas, el rostro laical en las diócesis debería ser la Acción Católica, sin excluir otras realidades laicales, porque aquí todos somos necesarios y tenemos que trabajar de manera coordinada.
¿Y qué puede aportarnos la Acción Católica?
Yo creo que dar forma, estabilidad y cuerpo a un vacío que a veces percibimos en las parroquias y en las diócesis: tenemos a gente colaborando en múltiples cosas en las parroquias, que está en catequesis, en liturgia, en el coro, acompañando a un grupo de confirmación, de postcomunión, visitando a enfermos… pero muchas veces esas personas no tienen un espacio comunitario para que, junto con otros laicos, puedan vivir la fe, puedan orar, vivir los sacramentos de manera intensa, formarse cristianamente, tratar lo que les sucede en la vida pero iluminado todo a la luz de la fe, y eso hacerlo no de manera individual, sino junto con otros.
Sí. A veces las personas hacen un montón de cosas en la parroquia, pero luego parece que falta un lugar de referencia…
Entonces, la ACG es el espacio idóneo para vivir la fe, y además, si tú en un momento dado tienes que irte a vivir a otra población o te vas a otra diócesis, podrás encontrar ese espacio de manera habitual en otras parroquias, en grupos donde se respira al mismo clima de comunión y se están haciendo cosas muy parecidas. Esto permite también que el laicado madure; que se sienta más capaz y más responsable; que sienta la Iglesia suya y que la misión de la Iglesia es de todos. Al final, se multiplica la actividad de los laicos y la vida de la Iglesia.
Manuel, ¿Qué pasos tendríamos que dar para empezar la renovada Acción Católica en nuestra Diócesis?
El proyecto de la ACG es acompañar el crecimiento personal en la fe, formando grupos de vida en todas las franjas de edad que podamos tener en nuestra parroquia: infancia, adolescentes, jóvenes y adultos, donde las personas, en esos grupos, puedan alimentar su fe, crecer como cristianos y puedan servir a las distintas necesidades de la parroquia, incluso a la dimensión misionera que la misma parroquia puede tener, respondiendo a la pastoral que en la parroquia y en la propia diócesis se esté llevando adelante.
Higinio, ¿Qué te ha aportado a ti pertenecer a la Acción Católica?
Yo me incorporé en el año 1992 a la Acción Católica y a mí lo que me ha aportado como laico es comprender que aquí estoy para lo que la Iglesia me necesite, en actitud humilde y de servicio, desde lo que buenamente pueda hacer. En mi parroquia, en mi diócesis, ver cuál es la prioridad, qué es lo más necesario para poder anunciar mejor y aquí, a Jesucristo, e implicarme en eso y ponerme a disposición. Porque la Acción Católica en la parroquia tiene el objetivo que tiene la parroquia, y en la diócesis, el objetivo que tenga la diócesis.
Manuel, ¿Cómo conociste la Acción Católica General?
Fue a raíz de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid, en el 2011, cuando conocí a personas que formaban parte de la ACG y sus proyectos. Yo creo que todos los sacerdotes tenemos la preocupación de ofrecer a nuestros feligreses alguna herramienta que les permita un mayor encuentro con el Señor; para que fundamenten su vida en Él y sientan la belleza de pertenecer a la Iglesia. Yo vi esta herramienta en la ACG de una manera clara: la Acción Católica General es la clave que yo andaba buscando.