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3 de febrero de 2007

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]l domingo día 28, en la Parroquia del Buen Pastor de Albacete fueron instituidos en el ministerio de acólitos dos seminaristas en etapa pastoral: Juan Molina Rodenas y Fernando Munera Gómez. Este acontecimiento nos motiva a orar al Señor, para que suscite vocaciones y a dar gracias pues nos vuelve a regalar jóvenes que sirvan al Pueblo de Dios desde el ministerio del altar. Hemos querido acercarnos a Fernando y Juan en una entrevista para conocer más de cerca este paso hacia las sagradas ordenes.

Haced vuestra presentación.

FERNANDO: Me llamo Fernando, soy de Albacete, estoy en el año de pastoral, en la parroquia de la Asunción, finalizando los estudios de teología y preparándome para servir a una comunidad.

JUAN: Yo soy Juan, de Peñas de San Pedro, llevo en el seminario 6 años y este, que es un año especial de acercamiento a la realidad de las parroquias. Concretamente ahora estoy ayudando en la parroquia del Pilar a la espera de la ordenación de diácono y presbítero.

Estáis a las puertas de vuestra ordenación ¿Cuál ha sido vuestra trayectoria vocacional?

FERNANDO: Ha pasado mucho tiempo desde mi decisión de entrar al seminario, casi seis años y pico ya. Imagínate a lo que puede dar lugar este tiempo. Entre otras cosas los estudios propios de la formación del sacerdote, filosofía y teología, aprender a vivir en comunidad, el trato asiduo con el Señor en la eucaristía y en la oración de cada día y otras tantas maneras de estar con el Señor que me han ido modelando.

JUAN: Yo hace tiempo estuve en el seminario menor, cuando era niño, y después de unos años fuera volví a entrar. La vocación es una inquietud que desde pequeño hizo presencia en mí. Estaba ahí e iba creciendo cuando yo más iba dando de mi mismo. En el seminario vas madurando esta vocación acompañado de los formadores que te ayudan a descubrir que esa vocación que tienes es una verdadera vocación, la que la iglesia pide y necesita.

¿El ministerio del acolitado, ¿en qué consiste?

FERNANDO: El acolitado es un ministerio laical, o sea, cualquier laico idóneo puede ser instituido para servir en la mesa de la eucaristía. Servir en la mesa de la eucaristía implica muchos aspectos, por ejemplo: llevar la comunión a los enfermos, ser ministro de la comunión, servir y cuidar las celebraciones, etc. En definitiva estar atentos a que Cristo llegue a todos. Jesús se encarna para servir y nosotros seguimos sus pasos.

¿Qué significa para ti, Juan, la recepción del acolitado?

JUAN:Los ministerios, después de ser ejercidos por los laicos, se fueron considerando poco a poco instituciones previas a la recepción de las Ordenes Sagradas. Desde el estudio y el servicio a la Palabra y al altar, los candidatos vamos conociendo esta doble vertiente de la función sacerdotal. De esta forma nos vamos acercando a las sagradas órdenes más conscientes y convencidos de nuestra vocación.

¿Qué supone para ti, Fernando, esta nueva etapa?

FERNANDO: Es una etapa de cambios importantes, hasta el momento mi labor se reducía fundamentalmente al estudio académico. Ahora en cambio mis intereses se orientan hacia otros campos, he de centrarme más en mi parroquia de pastoral. Además, en este curso iré asumiendo nuevas responsabilidades, las cuales me superan. Por suerte la vocación viene de Dios.

Juan, Dios se vale de los demás para que otras personas descubran en su corazón la llamada de Dios, ¿qué eslogan nos dejas para pensar en la llamada de Jesús a seguirle?

JUAN: La vocación es un don, es un regalo que da sentido a la vida. Sólo en Dios puede el hombre encontrar sentido a lo que hace, a lo que vive, a lo que siente. No hay que tener miedo. En Cristo lo encuentras todo. El da la vocación con todas las dificultades que conlleva, pero también da la fuerza para vivirla con alegría, con esperanza, con gozo. Nunca hay que tener miedo a la voz de Dios que te llama.

Un mensaje para todos los que se alegran de vuestra vocación:

JUAN: Estos momentos son momentos de gracia, de vida, de ilusión y alegría. Deseamos que todos los que se acerquen a la celebración puedan captarlo. La vocación es un regalo maravilloso que te hace libre, que da esa felicidad que todos buscamos. Dios sigue llamando y esto es motivo para dar gracias.

FERNANDO: El Señor nos habla a través de los acontecimientos de nuestra vida, somos, con el Señor, protagonistas de la Historia de la Salvación. Todos los que nos vamos a acercar a esta celebración del acolitado podremos sacar conclusiones diversas: La proximidad de la ordenación para nosotros, para otros, un mayor compromiso de servir desde la eucaristía, o también un descubrimiento y planteamiento de la propia vocación para algunos.